Preocupación por el cierre de la única farmacia de un pueblo de la Garrotxa. Se trata de Castellfollit de la Roca, donde el sábado pasado bajó la persiana el único establecimiento farmacéutico que quedaba después de más de 20 años. En el municipio viven un millar de personas, el 30% de los cuales son personas mayores y que se han quedado ahora sin un servicio "esencial". Así lo recuerda el ayuntamiento, que ya se ha puesto en contacto con la Generalitat con el fin de ofrecer un servicio de botiquín ambulante que se acerque periódicamente a proveer de los medicamentos que haga falta —según ha informado este miércoles la ACN. "Nadie quedará desatendido", ha dejado claro el alcalde, Miquel Reverter.

Ha habido otras personas interesadas en seguir con el negocio, pero no se ha llegado a un acuerdo para mantener el servicio en el municipio y ahora las personas que necesitan medicamentos tienen que ir a Montagut (a cinco kilómetros) o a Olot (a ocho) para comprar lo que les haga falta. "Ya te lo puedes imaginar, solo puedo ir a Montagut o a Sant Joan y no tengo coche. Uno u otro me llevará, pero es complicado", ha lamentado a la ACN Josep Perallada, vecino de unos 80 años y que cada día tiene que tomar diecisiete pastillas. Una sensación que comparte con Sol Plana, vecina y que tiene la suerte que su hija es farmacéutica: "Yo no tengo la necesidad, pero en Castellfollit hace falta una farmacia".

Un servicio de botiquín periódico

El alcalde ha reconocido que están preocupados y que se movilizaron tan pronto como supieron que el negocio cerraba. Comunicaron a los vecinos la situación mediante las redes sociales y se pusieron en contacto con el Departament de Salut para estudiar la posibilidad de tener un servicio de botiquín que acudiera periódicamente al pueblo a dar el servicio. La situación es "temporal" y puede ir de un mes a dos años, de manera que creen que la mejor solución ahora mismo es que dos o tres días a la semana haya este servicio de botiquín con el fin de suministrar todo lo que necesiten los vecinos.

La medida todavía no está aprobada, aunque Reverter ha dejado claro que se asegurarán que no quede ningún vecino desatendido. Es por eso que también han hablado con el Departament de Drets Socials, para cuidar de aquellas personas más vulnerables. La suerte es que en Castellfollit "se conoce todo el mundo" y hay una red vecinal que garantiza que no habrá problemas en este sentido. Finalmente, el alcalde ha agradecido el servicio que ha dado al pueblo la farmacia y sus responsables los últimos 23 años. El cambio se produce por un cambio profesional y no por una jubilación, pero el propietario del establecimiento no es quien llevaba el negocio.