Las cifras de esta tercera ola de la pandemia están batiendo las peores previsiones que se habían hecho hasta ahora. Se sabía que después de las Navidades la situación iba a empeorar, pero lo cierto es que estamos batiendo día tras día récords de contagios, saturaciones de UCI y mortalidad en muchas regiones del Estado español.
A pesar de que la población ya conoce las medidas preventivas y de que en los lugares cerrados se toman las debidas precauciones para evitar la propagación, la aparición de nuevas cepas con una capacidad de contagio mucho mayor está provocando que la pandemia se haya descontrolado una vez más.
La tercera ola de la pandemia está dejando cifras de contagios y muertes alarmantes
Ante esta situación, el Consejo General de Enfermería ha pedido que “la población y los profesionales utilicen mascarillas autofiltrantes –conocidas como FFP2– en aquellos lugares cerrados, poco ventilados y con aglomeración de gente –como el transporte público–, y en especial en aquellos donde haya más probabilidad de concurrir con personas portadoras del virus (por ejemplo, centros sanitarios, farmacias, sociosanitarios...), pues su uso es una medida capital para evitar la expansión del coronavirus, el colapso de la Sanidad y muchas muertes más de las que ya lamentamos”.
Este tipo de herramienta sanitaria, filtra los virus, bacterias y patógenos, solo tiene un 8% de fuga hacia el exterior e impide que se inhalen polvo, aerosoles y humos. Por lo tanto, se considera que son las más idóneas para la mayor parte de la población. Luego existen las FFP3, que ofrecen un 98% de eficacia de filtración mínima hacia el interior y un 2% de fuga hacia el exterior, pero las FFP2 son las más indicadas para el público en general.
Pero uno de los principales problemas es su precio. Pero al igual que se aprobó la bajada del IVA de las mascarillas quirúrgicas, los profesionales piden que se produzca otra reducción impositiva así como la fijación de un precio máximo de venta al público para estas mascarillas también, así como para las demás siempre que esté certificada su eficacia.
“Las mascarillas FFP2 son un bien de primera necesidad para los ciudadanos y por tanto es imprescindible protegerles de cualquier movimiento especulativo, priorizando en todo momento la salud frente al oportunismo de unos pocos”, aseguran los enfermeros. Y no solo eso, también piden que sean gratuitas para los colectivos más vulnerables, para familias e individuos sin ingresos o con ingresos muy bajos derivados de la situación socioeconómica desatada por esta emergencia sanitaria.
Los enfermeros piden que se rebaje el precio de la mascarillas FFP2 para que todo el mundo pueda acceder a ellas
“Lo ideal sería incluirlas dentro del catálogo de medicamentos y productos financiados por el sistema nacional de salud con el mismo criterio de acceso en función de la renta y las circunstancias socioeconómicas de cada ciudadano. Es lo más justo y sensato”, afirman.
Asimismo, recuerdan que la prolongación del uso de las mascarillas es uno de los errores más frecuentes que comete la población, muchas veces por la imposibilidad económica que tienen para adquirirlas, y esto genera un problema de salud pública, ya que ni están protegidos ni evitan la transmisión del virus a los demás.