Es el aviso que más se repite entre padres y madres cuándo acaban de tener un bebé y empieza el frío: el virus respiratorio sincitial, conocido como VRS. Aunque este verano se registró un rebrote impropio durante la época de sol y temperaturas altas, ahora es cuando la amenaza se hace más evidente. Este comporta, a veces, el ingreso hospitalario de los niños y aunque no es la consecuencia final más repetida sí ha llegado prácticamente a colapsar las urgencias en ciertos momentos.

¿Lo conoces?

"El virus respiratorio sincicial (VRS) es un mixovirus RNA, del género Pneumovirus, que pertenece a la familia de los Paramyxoviridae", tal como detalla la Asociación Española de Pediatría, AEPED. El VRS es un virus altamente contagioso, que puede sobrevivir hasta siete horas en superficies no porosas. Se difunde con las secreciones nasofaríngeas de los individuos infectados por contacto directo o a través de las gotas de saliva. Las puertas de entrada del virus son la conjuntiva ocular y la mucosa nasal y oral.

La transmisión se suele producir por contacto directo, pero también es posible a través de las manos o por contacto con objetos contaminados. El VRS es un patógeno capaz de causar grandes epidemias de bronquiolitis y neumonías, que afectan a todas las edades, especialmente los niños pequeños de todo el mundo. Una característica muy típica de estas epidemias es su marcado ritmo estacional, ya que acostumbran a presentarse durante los meses de invierno: en los países del hemisferio norte la mayor incidencia se da desde principios de noviembre hasta mediados de febrero.

El VRS es responsable anualmente de 90.000 hospitalizaciones pediátricas y 4.500 muertes infantiles. La posibilidad de que un niño de 2 años haya sido infectado por el VRS es superior a una probabilidad del 95% y el riesgo de que un niño de 1 año haya sido hospitalizado en los Estados Unidos por una infección de VRS es del 2%. En el Estado español se estima que las infecciones por el VRS originan anualmente entre 15.000 y 20.000 visitas pediátricas de urgencia y de 7.000 a 14.000 hospitalizaciones. El número de niños muertos por infecciones por el VRS se cifra entre 70 y 250 anualmente.

¿Cómo se detecta?

Este virus se multiplica en la mucosa nasal o faríngea produciendo infecciones poco detectables, sólo por serología o bien cuadros banales de infección respiratoria alta. No obstante, los pacientes de riesgo, como lactantes pequeños, sobre todo prematuros o cardiópatas, afecta el trato respiratorio inferior originándose un proceso inflamatorio a nivel bronquiolar con necrosis que origina un cuadro de bronquiolitis que es la forma clínica más característica de infección por VRS en niños pequeños.

Así pues, es responsable del 50% de las bronquiolitis y del 25% de las neumonías, cuadros no siempre fáciles de diferenciar. El pronóstico es especialmente grave en niños con antecedentes alérgicos familiares. Según algunos estudios, los niños que "han sufrido cuadros de bronquiolitis durante la época de lactancia presentan tres veces más disposición a sufrir asma a edades posteriores que el resto de los niños. Otros estudios no corroboran estos resultados", remarca el AEPED. Además, se tiene que tener en cuenta que es un virus muy contagioso porque se prolonga mucho el tiempo para eliminarlo y facilita una rápida propagación.

No hay vacuna

El único tratamiento que se ha ensayado ha sido la ribavirina en aerosol con resultados discordantes. Los mejores resultados se han obtenido cuando este tratamiento se ha instaurado muy precozmente. Por otra parte, es una medicación muy cara y no está exenta de efectos secundarios, "incluso entre el personal sanitario que atiende al paciente", alerta la AEPED. El tratamiento se base al administrar oxígeno y ventilación mecánica cuando sea necesario. No se ha demostrado ningún beneficio con el tratamiento corticoidal ni con antibióticos.

Y, actualmente, tampoco tiene vacuna. Uno de los inconvenientes que tiene la preparación de una vacuna es que tiene que ser eficaz en los bebés menores de tres meses, que es cuando la infección tiene la incidencia más alta y de más gravedad. No obstante, a estas edades pueden persistir algunos anticuerpos transmitidos desde la madre que neutralizarían la acción de la vacuna. Otro inconveniente sería la muy probable necesitado de administrar varias dosis de vacuna, vista la facilidad con que se presentan las reinfecciones.

Fotografía de portada: imagen de recurso para ilustrar la edad en que afecta a este virus