Tras los datos recogidos por parte de la comunidad científica acerca de las consecuencias que padecen algunas personas que han sufrido la Covid-19 y cuyos sistemas persisten con el tiempo, la Organización Mundial para la Salud ha publicado un documento que describe una definición formal del llamado Covid persistente, al que ha denominado como “Condición posterior al Covid-19”.

Según el documento, “se produce en personas con antecedentes de infección probable o confirmada por SARS-CoV-2, generalmente 3 meses desde el inicio del Covid-19, con síntomas que duran al menos 2 meses y no pueden explicarse con un diagnóstico alternativo”. La definición establece además que los síntomas comunes pueden incluir fatiga, disfunción cognitiva y varios otros que pueden afectar el funcionamiento diario.

Estos síntomas pueden aparecer de nuevo después de la recuperación inicial de la enfermedad o una continuación de la enfermedad inicial. También pueden cambiar o recaer con el tiempo. Además, otra de las complicaciones bien descritas del Covid persistente es un mayor riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares o cardíacos.

Covid grafitti

Los expertos apuntan a que puede parecerse a una condición conocida como “mialgia encefalomielitis/síndrome de fatiga crónica (ME/CFS)”, que puede afectar a algunas personas después de otras enfermedades virales. Pero lo que hace que la afección posterior al Covid-19 sea más preocupante que esta, es que no solo hay fatiga física y mental, sino también problemas persistentes y recurrentes que afectan los pulmones, el corazón, los vasos sanguíneos y otros órganos.

Se calcula que alrededor del 10 al 20 por ciento de las personas experimentarán síntomas de Covid prolongados durante semanas o incluso meses, aunque no se puede predecir con certeza en este momento exactamente cuánto tiempo podría durar.

La mejor manera de evitar el Covid persistente es evitar contraer la enfermedad, mediante la prevención y la vacunación. La vacunación contra el Covid-19 reduce el riesgo de infección por SARS-CoV-2 y, por lo tanto, reduce el riesgo general de que las personas de la población general desarrollen una afección posterior al Covid-19.

Las medidas como el uso de mascarillas, el distanciamiento físico o social, el rastreo de contactos, el autoaislamiento en caso de enfermedad y la vigilancia genómica del virus también siguen siendo esenciales, apuntan los expertos, ya que no se sabe cuál es el riesgo de desarrollar un Covid prolongado después de un caso importante.

Estas medidas son especialmente importantes para los niños menores de 11 años que aún no se vacunan y también pueden desarrollar síntomas de Covid prolongados.