Cada año, se calcula que aproximadamente 15 millones de personas sufren un accidente cerebrovascular. De ellas, unos cinco millones mueren y otros tantos quedan con discapacidad severa. La Organización Mundial de la Salud estima que, cada cinco segundos, ocurre un accidente de este tipo en la población mundial: es una de las principales causas de muerte y discapacidad.

Por este motivo, la prevención es una prioridad para la comunidad científica. Pero, a pesar de los avances de la ciencia, sigue siendo difícil predecir cuándo ocurrirá un accidente cerebrovascular. Muchos estudios se han centrado en factores a medio o largo plazo, como la hipertensión, la obesidad o el tabaquismo.

Pero ahora, un estudio global llevado a cabo por diferentes expertos ha analizado los factores más concretos que pueden actuar como desencadenantes. Y han concluido que uno de cada 11 supervivientes experimentó un período de ira o malestar en la hora anterior. Uno de cada 20 pacientes había realizado un esfuerzo físico intenso.

La investigación forma parte del estudio global INTERSTROKE, el proyecto más grande de su tipo, que analizó 13.462 casos de accidente cerebrovascular agudo que involucran a pacientes con una variedad de orígenes étnicos de 32 países. Los resultados se han publicado en el European Heart Journal.

Hombre enfadado

La investigación analizó los patrones en pacientes que sufrieron un accidente cerebrovascular isquémico, el tipo más común de accidente cerebrovascular, que ocurre cuando un coágulo de sangre bloquea o estrecha una arteria que va al cerebro, así como la hemorragia intracerebral, que es menos común e implica sangrado dentro del cerebro.

Según los expertos, “nuestra investigación encontró que la ira o el malestar emocional estaban relacionados con un aumento de aproximadamente el 30% en el riesgo de accidente cerebrovascular durante una hora después de un episodio, con un aumento mayor si el paciente no tenía antecedentes de depresión”.

También encontraron que el esfuerzo físico intenso se relacionó con un aumento de aproximadamente un 60% en el riesgo de hemorragia intracerebral durante la hora posterior al episodio de esfuerzo intenso. Hubo un mayor aumento para las mujeres y un menor riesgo para aquellas con un IMC normal.

Una de las responsables de la investigación, la Dra. Michelle Canavan, de la Universidad de Galway, concluye: “Nuestro mensaje es que las personas practiquen el bienestar físico y mental en todas las edades. Pero también es importante que algunas personas eviten el esfuerzo físico intenso, sobre todo si tienen un alto riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, al mismo tiempo que adoptan un estilo de vida saludable de ejercicio regular”.