La historia de la enfermería en Catalunya es larga. Fue hace más de un siglo, durante la década de 1910, cuando en Barcelona abrieron las primeras escuelas dedicadas a la profesión. Cien años en los cuales la profesión ha experimentado un largo proceso de institucionalización y de dignificación, en una lucha constante para recibir el reconocimiento que se merece. No ha sido fácil, en parte por la inestabilidad política que durante la primera mitad del siglo XX se vivió a todo el estado, en parte por la visión médico-centrista que ha tenido —y todavía ten— el mundo sanitario. Por eso, el recorrido que ha experimentado la enfermería durante este tiempo es tan interesante. Existe un problema, sin embargo: nadie se ha encargado de recoger las experiencias y los conocimientos de todas estas predecesoras.
Hasta ahora. El Colegio Oficial de Enfermeras y Enfermeras de Barcelona (COIB) ha puesto en marcha una iniciativa inédita: un repositorio público que recoge a los testigos de profesionales del sector. El proyecto empezó a idearse en 2020, y a partir de entonces se ha ido diseñando. Ahora, avanza a toda velocidad, con nuevas incorporaciones cada semana. De hecho, ya están más de 200 enfermeras entrevistadas, la mayoría de ellas con su historia ya a disposición del público. Detrás de todo, encontramos tres nombres propios: la enfermera Amèlia Guilera y las bibliotecarias del COIB Marta Perpiñán y Blanca Virós.
El inicio del trayecto
La idea empezó a desarrollarse de manera fortuita. Amèlia es también miembro del grupo Febe, una asociación que se adentra en la investigación y docencia de la historia de la enfermería. Un día participaba en un congreso sobre medicina con una mesa redonda que abordaba las estirpes de los médicos. Se quedó pasmada. "Yo pensé que las enfermeras, como somos mujeres, perdemos el apellido", explica. En aquel momento se dio cuenta como de fácil se perdía su herencia. Mencionó esta cuestión a las bibliotecarias del COIB, que expresaron su interés, pero le replicaron con otra propuesta. "¿Qué hacemos con las enfermeras que vienen aquí y dicen Me he jubilado y he escrito mis memorias, quiero que lo tengáis vosotros'?. La revelación sorprendió a Amèlia, y se decidió priorizar la recogida de testimonios. "¿Quizás tenemos que empezar por aquí, no?", acordaron.
Ahora empezaba lo más complicado: encontrar las voces. Hoy hay más de 40.000 enfermeras colegiadas en Catalunya, pero el interés era buscar testimonios de profesionales jubiladas. El problema es que cuando contactaban con ellas, la reacción inicial era a menudo de escepticismo. "Cuando llamábamos, la sensación era como si quisieras vender una tele y colgaban el teléfono", relata Amèlia. "Llegamos a la conclusión de que nos tenía que abrir el camino la persona que viniera a hacer la entrevista". Así, cada protagonista se ponía en contacto con antiguas compañeras y las motivaba para que participaran del proyecto. Además, para garantizar el éxito, el equipo de historiadoras no solo acoge a las enfermeras jubiladas en el COIB, sino que también se visita los domicilios y conventos, ya que hay muchas que no pueden hacer el desplazamiento.
El proyecto va por el camino de ser un éxito, y hay que reconocer también el papel destacado de una cuarta persona: Paola Galbany, actual presidenta del COIB. Cuando asumió el cargo en 2020 (días antes del inicio de la pandemia), no conocía el rol de la biblioteca del colegio. Pronto vio su potencial a la hora de promocionar la historia de este colectivo profesional. Este ejercicio de memoria permitiría reivindicar la profesión. "La sociedad da poca importancia y poco valor a lo que nosotros hacemos, y siempre esperamos el reconocimiento de los otros", reconoce. "Primero nos tenemos que reconocer a nosotras mismas". Este proyecto de memoria histórica encajaba perfectamente con la voluntad de auto-reivindicarse, y Paola no dudó a dar apoyo. Las compañeras están enormemente agradecidas, sobre todo teniendo en cuenta la magnitud de la iniciativa.
De los recuerdos individuales a la memoria colectiva
La apuesta se está demostrando acertada, porque cada vez hay más testimonios recogidos. "El primer objetivo que teníamos era muy básico, y consistía en preservar la memoria histórica", explica la Blanca. Una vez se ha superado las 200 historias, el equipo se da cuenta de que un repositorio de estas características ofrece un retorno todavía mayor de lo que preveían ahora: es un auténtico calidoscopio. Y es que a partir de la memoria individual de cada enfermera, se acaba dibujando una realidad mucho más amplia. A modo de ejemplo, vale la pena explicar el caso de la huelga de residentes en el Hospital de Bellvitge durante los últimos años del franquismo. "Todas se acuerdan de aquello, pero tienen recuerdos diferentes porque una estaba en la puerta cuando entraron a caballo los grises, otra le puso la bata de enfermera a un residente, otra los escondió en un armario", relata Blanca. "Así, puedes acabar construyendo una memoria colectiva, y de estos recuerdos sale un dibujo muy realista de lo que pasó".
Hay montañas de testimonios interesantes. Carme Noguera, por ejemplo, tiene ahora 109 años, y ha podido explicar todos los detalles de su trayectoria como enfermera hace casi un siglo, cuando la profesión había acabado de aterrizar formalmente en Catalunya. Teresa Muñoz, pionera a promocionar la salud por los diferentes barrios de Vic para después llevar estos conocimientos a Barcelona, y ahora protagonista al llevar la Ley de Eutanasia al Congreso de los Diputados. Maria Antonia Campo, una de las figuras más implicadas en la reforma de la atención primaria después del franquismo, un proceso que modernizó el sistema sanitario con la llegada de la democracia. Y Mariona Creus, que fue una de las máximas referentes de la profesión, estableciéndose como directora de Enfermería de la Vall d'Hebron y presidenta del COIB.
Un proyecto sin límites
Hoy por hoy, la iniciativa no cuenta con ninguna meta ni ninguna limitación. La intención es seguir incorporando a todos los testigos disponibles. "Uno de los objetivos principales es que el proyecto no se detenga; de la manera que sea, pero no se detenga", subraya Blanca. En primer lugar, porque puede haber historias aunque sin recopilar que aclaren etapas pasadas y complementen la memoria colectiva, con las protagonistas de muy avanzada edad. Y, en segundo lugar, porque hay etapas recientes que todavía no se han cubierto. "Por ejemplo, el testimonio de las enfermeras que coordinaron la respuesta al atentado de Les Rambles no lo tenemos recogido. ¿Por qué? Porque no están jubiladas todavía", aclara. Si el proyecto pervive, este hecho histórico será cubierto. "Se han escrito libros, pero cuando lo oyes explicado en primera persona es impactante", dice Blanca.
Paola coincide. "Este es un trabajo lento que tiene que continuar, que tiene que estar vivo y no se tiene que perder", subraya. Con todo, hace un llamamiento a ampliar el proyecto. En el caso del COIB, todo podría culminar en un museo virtual, aprovechando también los centenares de ejemplares de material sanitario que han cedido enfermeras jubiladas, desde bisturíes y jeringas de cristal hasta fotos y nóminas. También desde una perspectiva geográfica, ya que el esfuerzo está limitado, hoy por hoy, a la provincia de Barcelona. "El interés sería hacerlo extensivo a todo Catalunya, porque los otros colegios también tienen mucho interés en participar". E incluso mucho más allá. Paola se ha encontrado con presidentes de otros Colegios profesionales, fuera de Catalunya y fuera del ámbito de las enfermeras, que han mostrado interés por poner en marcha un esfuerzo similar. La conclusión es clara y transversal: "Hay que preservar toda memoria".
Antiguos carnés de enfermera en el COIB / Foto: Carlos Baglietto