El tsunami de la segunda ola ha puesto de relieve un problema que los sindicatos de enfermería llevan denunciando desde hace años: falta personal. De hecho, si miramos la media, en Catalunya hay 6,2 por cada 1.000 habitantes, por debajo de la europea que se sitúa en 8,5 y lejos de la Noruega con 14. En España los datos son todavía más catastróficos y a duras penas se llega al 5,7. Por eso, desde el Govern se han marcado un proyecto ambicioso porque lo quieren resolver a corto plazo, aunque cambiar de golpe las condiciones, ahora mismo, parece una quimera.

Con el objetivo de incrementar  las 46.000 enfermeras que hay ahora en activo, Montserrat Gea, directora general de Professionals de Salut, ha dibujado las líneas generales: "Se necesitan entre 800 y 1.000 plazas en las universidades para la sanidad pública. Somos conscientes de que estas facultades están infradotadas y tendremos que trabajar a nivel presupuestario". El número de plazas actual de primer curso está marcado en  1.878. De estas, 1.190 se van a la función pública y 688 a la privada. A pesar de las prisas, el tiempo va en contra, ya que en los próximos años se prevén jubilaciones que pueden llegar al 30% de la estructura actual.

Una de las especialidades que más ha aumentado, hasta llegar al 200%, es la geriátrica. Hay que saber cuántas enfermeras se necesita incorporar al sistema y el reto es poder estabilizar la ratio hasta llegar a la media europea actual, 8,5 por cada 1.000 habitantes. Más allá del factor universitario, también hay otras líneas de estrategia que se ponen en marcha y se han detallado en una entrevista a TV3.

El retorno del personal en el extranjero

El Sindicato de Enfermería de Catalunya ha preparado un plan de retorno de entre 1.600 y 2.000 enfermeras que están en el extranjero y lo hizo llegar a la administración el jueves pasado. Gea admite que desconoce la propuesta y todavía no se la ha mirado, pero va en la línea de lo que defiende el delegado del sindicato, David Oliver Vilar. Actualmente hay 8.000 enfermeras españolas trabajando en el extranjero, de estas se calcula que 2.000 son catalanas y a través del plan que han elaborado afirman que pueden asumir el reto de que puedan volver a trabajar en su tierra.

¿Cómo hacerlo? De entrada cambiando la situación actual: "Cuando se gradúan, piden trabajo y en cualquier ámbito de la sanidad se les pone sobre la mesa un contrato de un día, de una semana y si tienen suerte de un mes. Si quieren formarse, tiene que poner de su parte, además de  su tiempo y especializarse puede ser un auténtico calvario. Tendrán que vivir con los padres porque el sueldo es de los más bajos del mundo", explica Oliver.

Es en este instante cuando entran las agencias de todo el mundo y se interesan por el perfil de estas enfermeras: "Les garantizan un contrato indefinido desde el primer día, si quieren especializarse va a cargo de la empresa, y el sueldo llega a doblarse o triplicarse. Vosotros qué haríais"?. Parece que la respuesta es evidente.

Desde este colectivo sanitario advierten que la situación es límite y se ha denunciado desde 2011. El riesgo es la saturación física y mental, que se colapse la sanidad y por lo tanto "fracase la sociedad", advierte Oliver. En este ámbito, la administración afirma que también tendrá que trabajar y ponerse manos a la obra.