El proceso de desescalada del confinamiento se ha convertido en una auténtica gincana. A cada paso, se hace más difícil de justificar según qué decisiones y conseguir que la ciudadanía las entienda. A partir de este lunes 8 de junio, Barcelona y toda su área metropolitana pasarán a la fase 2. De esta manera pasarán a estar en la misma situación que el Garraf y el Alt Penedès, que el gobierno de la Generalitat decidió separar, de la región sanitaria en la cual pertenecen -el Àrea Metropolitana de Barcelona- porque "tienen una evolución epidemiológica diferente". A pesar del cambio de fase, el gobierno catalán mantendrá aisladas estas dos comarcas.

Es cierto que hasta ahora estos dos territorios han ido una fase más avanzada que el resto de su entorno metropolitano. Pero la cosa cambia a partir del lunes, porque Garraf y Alt Penedès se mantendrán en fase 2 y Barcelona y el Área Metropolitana entrarán en ella. Sin embargo, desde el Departamento de Salud informan de que "no habrá movilidad" permitida entre estas dos comarcas y el resto de Barcelona y áreas metropolitanas (sur y norte).

El argumento que expone Salud es que "se decidió que fuera un ámbito diferenciado porque tenían una evolución epidemiológica diferente" y que seguirá siendo así. "Son ámbitos diferentes", concluyen.

En la práctica, esta decisión implica que los municipios de Garraf y el Alt Penedès quedan aislados del resto de su entorno. Tanto hacia el sur -ya que el Campo de Tarragona pasará a fase 3-, como hacia el norte. Así, por ejemplo, lo único que tendrán autorización para hacer los vecinos de Sitges o Vilanova es ir a pasar el día a Vilafranca, o viceversa. Y así con el resto de pueblos y ciudades de las dos comarcas, que podrán moverse entre ellas pero no más allá.