Por sorprendente que pueda parecer, el fentanilo ya se ha convertido en la droga más mortal en Estados Unidos y su consumo se extiende peligrosamente por el mundo. Es un potente analgésico opioide de uso consolidado en la medicina que se ha convertido en el fármaco de moda sin control entre algunos sectores de la población. Ya en los años setenta y ochenta, aparecieron productos que contenían fentanilo y sus análogos, y empezaron a ser conocidos por las sobredosis accidentales que causaban.

Pero ahora, el problema ha crecido y su consumo se ha incrementado a niveles sin precedentes. Entre otras cosas, fue el responsable de la muerte del cantante Prince. Es una droga muy fácil de sintetizar y se puede obtener a bajo precio, lo que ha provocado un auge en la fabricación clandestina y en la extensión de su uso recreativo.

Los médicos han alertado de que el fentanilo es el medicamento más comúnmente identificado en sobredosis fatales. En 2017, en Estados Unidos se asoció con el 38,9% de todas las muertes por sobredosis de drogas, un aumento importante con respecto a 2016. En España, se vende en las farmacias, con receta y de manera muy controlada, en parches transdérmicos, piruletas o grageas. Pero eso no ha evitado que se haya convertido en el quinto país en el mundo que más lo consume.

Para tomar consciencia de sus efectos, es importante señalar que es el opioide más potente disponible para uso médico en los seres humanos, con una potencia unas 100 veces mayor que la morfina. Su uso está muy generalizado para el tratamiento del dolor agudo y como anestésico desde que sintetizara por primera vez en 1959.

En los últimos años, por si fuera poco, más de doce productos análogos al fentanilo han entrado en el mercado ilícito de los opioides. Algunos ejemplos son el acetilfentanilo, el butirfentanilo, el furanilfentanilo y el ocfentanilo, todos con un potencial de daño enorme. La razón reside en las innumerables posibilidades de crear nuevos compuestos introduciendo pequeños cambios en las estructuras químicas. De hecho, esto es uno de los principales retos en la lucha contra el abuso de estas sustancias. Entre 2012 y 2016 varios países de Asia oriental, Europa y América del Norte informaron de la existencia de 17 análogos del fentanilo.

El problema es que el uso con fines no médicos del fentanilo y sus análogos puede conllevar graves consecuencias para la salud. De hecho, la tolerancia y la dependencia se desarrollan muy rápido y entraña un alto riesgo de sobredosis. En un principio produce analgesia, euforia y sedación, pero también disminución la capacidad de concentración, náuseas y vómitos. El problema es que puede llegar a causar sobredosis porque también genera depresión respiratoria por su efecto sobre el centro de ventilación en el sistema nervioso central. Además, también puede causar rigidez del músculo esquelético.

Desde las autoridades se ha detectado que el consumo por inyección de fentanilo desviado de productos farmacéuticos (extraído principalmente de los parches transdérmicos), parece ser la forma principal de consumo de esta sustancia con fines no médicos.

Lo cierto es que entre 2010 y 2017, más de 7.000 personas han muerto en España relacionadas con medicamentos opioides, según datos del Observatorio del Dolor de la Universidad de Cádiz. Y la tendencia sigue al alza.