Casi la mitad de las mujeres del Estado español no pueden pagar el producto menstrual que quieren, concretamente el 40%. Tampones, compresas, copas menstruales o cualquier otro método que se necesita cuando se tiene la regla queda fuera del alcance de una parte de la población por motivos económicos, según un estudio del Instituto Universitari d'Investigació en Atención Primaria Jordi Gol Gurina (IDIAPJGol). La informe titulado Equidad y Salud Menstrual se ha hecho con una muestra de 22.823 mujeres y personas no binarias que menstrúan y ha llegado a la conclusión que cuatro de cada debe encuestadas sufre pobreza menstrual, es decir, la incapacidad de poder comprar los productos por la regla que se quieren.

Hasta un 39,9% de las encuestadas asegura no haber podido costearse los productos menstruales de su elección y un 22,2% de las participantes afirmas no haber tenido acceso a estos productos en algún momento de su vida por causas económicas. Los principales factores de riesgo a la hora de sufrir pobreza menstrual son identificarse como una persona no binaria, no haber nacido en el Estado español, tener una situación administrativa irregular o una situación laboral precaria. Por el contrario, los factores que protegen de esta situación son tener estudios universitarios y no haber sufrido problemas socioeconómicos en los últimos 12 meses, según el estudio. "Nuestro estudio sugiere que la inequidad menstrual afecta a una gran parte de las mujeres y personas que menstrúan en España, especialmente en aquellas de colectivos más vulnerables," asegura a Laura Medina Perucha, investigadora principal de la investigación del IDIAPJGol.

Obligadas a sobreutilizar un producto

El estudio de IDUAPJGol no solo ha metido el foco en la adquisición de los productos menstruales, sino que también ha analizado otros aspectos de la manera en que se vive la regla en el Estado. El manejo de la menstruación es, muy a menudo complicado en especial fuera del ámbito privado. El 74% de las participantes en el estudio aseguran haber sobreutilizado un producto menstrual para no tener acceso a un lugar adecuado para cambiarlo. Las más afectadas por esta falta de espacios públicos bien equipados para el manejo de la regla son las trabajadoras a tiempo completo, las mujeres jóvenes y las que tienen una peor situación socioeconómica.

La investigación no solo muestra las carencies con respecto a la regla en los espacios públicos, sino también en el ámbito educativo. Más de la mitad de las participantes afirman no haber tenido educación menstrual o, en todo caso, la que recibieron fue parcial durante la infancia o la juventud. En la etapa adulta la mayoría recibió esta información a través de internet y las redes sociales.

Acciones al respeto

Desde el IDIAPJGol aseguran que la inequidad menstrual se tiene que abordar desde las políticas públicas con el fin de revertirlas. "Estas políticas tendrían que centrarse no solo a abordar la pobreza menstrual, sino también la falta de educación menstrual y de atención sanitaria para la salud menstrual, la dificultad para el manejo menstrual en entornos laborales, escolares y públicos", observación Medina.

La Conselleria de Igualtat y Feminismes ya ha puesto en marcha acciones con el fin de abordar la menstruación de forma diferente en varios ámbitos de la sociedad, como el educativo. Una de las medidas que se han dado a conocer los últimos meses en esta línea es el reparto de copas menstruales al alumnado de tercero de la ESO. En unas declaraciones en ElNacional, la consellera Tània Verge aseguró sobre la iniciativa: "Esta medida, que se incluye dentro de la estrategia nacional de derechos sexuales y reproductivos, va mucho más allá de repartir una copa. Se trata de enmarcarla en la coeducación, especialmente en lo que es la educación en sexualidades, la cual implica el conocimiento del propio cuerpo".