Está más que demostrado que ciertos beneficios que obtiene una persona cuando toma un fármaco o recibe un tratamiento para aliviar el dolor se originan en la propia mente del afectado, no debido al medicamento en sí. Es lo que se conoce como efecto placebo, y es fundamental en la medicina.

Se ha investigado mucho acerca de los mecanismos neuronales que impulsan este efecto y ahora un metaanálisis publicado en la revista Nature Communications ha concluido que los tratamientos con placebo para reducir el dolor, conocidos como analgesia con placebo, reducen la actividad relacionada con el dolor en múltiples áreas del cerebro.

Ya se habían hecho estudios al respecto, pero a pequeña escala. Esta nueva investigación es la primera de gran tamaño, que analiza las imágenes de todo el cerebro de los participantes y ha permitido a los investigadores observar partes del cerebro que antes no se habían tenido en cuenta. Se analizaron 20 estudios de neuroimagen con 600 participantes sanos.

Los resultados demostraron que los participantes que mostraron la mayor reducción del dolor con el placebo también mostraron las mayores reducciones en las áreas del cerebro asociadas con la construcción del dolor. Es decir, lo que intentaban averiguar es si el placebo estaba cambiando la forma en que una persona construye la experiencia del dolor o estaba cambiando la forma en que esa persona piensa sobre el dolor después de qué este se haya producido. En otra pregunta: ¿La persona realmente siente menos dolor o solo lo piensa?

En la muestra, los investigadores pudieron localizar los efectos del placebo en zonas específicas del cerebro, incluidos el tálamo y los ganglios basales. El tálamo sirve como puerta de entrada para imágenes y sonidos y todo tipo de información motora sensorial. Los resultados mostraron que las partes del tálamo que son más importantes para la sensación de dolor fueron las más afectadas por el placebo.

CerebroPara conocer los efectos del placebo ante el dolor se han estudiado distintas partes del cerebro

Además, también se vieron afectadas partes de la corteza somatosensorial que son parte integral del procesamiento temprano de las experiencias dolorosas. El efecto placebo también afectó a los ganglios basales. Los tratamientos con placebo reducen la actividad en la ínsula posterior, que es una de las áreas que están involucradas en la construcción temprana de la experiencia del dolor. Este es el único sitio en la corteza que puede estimular e invocar la sensación de dolor. De esta forma, evidenciaron que el placebo afecta a cómo se construye el dolor.

Investigaciones anteriores han demostrado que con los efectos placebo, la corteza prefrontal se activa en previsión del dolor. La corteza prefrontal ayuda a realizar un seguimiento del contexto del dolor y a mantener la creencia de que existe. Cuando se activa la corteza prefrontal, existen vías que desencadenan la liberación de opioides en el mesencéfalo que pueden bloquear el dolor y vías que pueden modificar la señalización y la construcción del dolor.

La conclusión es que los efectos del placebo probablemente involucren una combinación de estos tipos de procesos, dependiendo de los detalles de cómo se administra y las predisposiciones de las personas.

Mujer dolorEl placebo funciona dependiente de cómo se administre y de cómo de predispuesta esté la persona

La comprensión de los sistemas neuronales que utilizan y moderan las respuestas al placebo tiene implicaciones importantes para la atención clínica y el desarrollo de fármacos. Las respuestas al placebo podrían utilizarse de una manera específica para el contexto, el paciente y la enfermedad. El efecto placebo también podría aprovecharse junto con un medicamento, cirugía u otro tratamiento, ya que podría mejorar potencialmente los resultados del paciente.