El Periódico, Ara y El País, cada uno a su manera, editan hoy portadas estimulantes, con titulares que soplan las brasas de la esperanza y dejan caer un perfume de optimismo y de coraje.

El Periódico presenta una fotaza con gente como la gente, confinados en sus casas, con muchas ganas de ir adelante, pese al encierro al que ahora están sometidos. El País habla de quienes actúan en primera línea en los hospitales: los médicos y el personal sanitario de las UCI, que es donde ahora se juega esta partida a vida o muerte, paciente a paciente. "La guerra de nuestra generación", dice el titular, como para asegurarnos de que podemos contar con ellos. Ara quiere explicar de qué manera nos sacudiremos la pandemia de encima y abre la ventana al día siguiente. Está muy bien. Al menos un poco de aire en esos recortes de papel impreso, una brizna de confianza, luz al final del túnel.

El Punt Avui se queda en medio de unos y otros, porque vuelve a hablar de los parados —más de 210.000 en Catalunya, una burrada— provocados por la crisis del coronavirus. Son la consecuencia más grave de la pandemia —salvo los muertos, claro está. Esta portada motivar no motiva pero pone el dedo en la llaga.

Compáralas con el resto de primeras páginas de los diarios de Barcelona y Madrid, que van del palique del alcalde de Madrid en ABC, el discurso vacío de Pedro Sánchez en La Vanguardia, o la culpabilización del Gobierno enmascarada de investigación en El Mundo. Dan un poco de pereza. La gente merece un descanso de la dieta intensiva de desgracias que recibe cada día. Quizás sería bueno que los diarios piensen en ello alguna vez. No somos metálicos y de ciento a viento nos viene bien un poquito de calor en el corazón.

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