En el último año, no han hecho sino aumentar los casos de pacientes con alteraciones de la función barrera cutánea, lo que se traduce en una mayor vulnerabilidad frente a agentes externos como los virus o los alérgenos, aumentando el riesgo de sufrir diferentes patologías.

Normalmente, esta alteración la sufren personas que sufren trastornos como la xerosis o sequedad de la piel y patologías como la dermatitis atópica, la psoriasis, la ictiosis o el acné. Son tan frecuentes, que se estima que más de la mitad de la población sufre alguna patología de este tipo a lo largo de su vida.

Pero, según el Consejo General de Enfermería, “en el último año y medio, marcado por la pandemia, ha supuesto un incremento de los problemas relacionados con la piel en parte por el uso continuado de las mascarillas y geles alcohólicos, pero también por la ansiedad y el estrés generados, ambos factores con un claro impacto negativo en la piel”.

La barrera cutánea es vital para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Entre otras funciones, nos protege frente a agentes infecciosos como virus y bacterias, también frente a agentes químicos como la contaminación y frente a alérgenos. Así, más allá de las manifestaciones en la piel, una alteración de la barrera cutánea favorece, por ejemplo, las alergias y la aparición de patologías respiratorias que pueden llegar a ser muy incapacitantes, como el asma.

Los expertos, han realizado un vídeo con una serie de consejos para el correcto mantenimiento de la barrera cutánea y los cuidados que se deben recomendar a estos pacientes. Se insiste en cuestiones como la hidratación diaria y la utilización de fórmulas que sean emolientes, sobre todo cuando haya una mayor afectación de la piel. Se recomienda también que el agua del baño o la ducha esté templada y que para secarse no se frote la piel, sino que se haga mediante pequeños toques.

Se incluyen asimismo otras recomendaciones relacionadas, por ejemplo, con el tipo de ropa, optando por aquella que sea holgada, transpirable y de algodón

Se hace hincapié también en la importancia de las ceramidas, unos lípidos que forman parte de la piel humana y que tienen un papel clave para mantener una buena salud de la piel, así como una apariencia luminosa y fresca. Forman parte de la barrera que regula el intercambio de líquidos entre interior y exterior de la piel, por lo que tienen mucho que ver en la estabilidad y en la capacidad funcional de la misma y de su permeabilidad, que regula el balance hidrolipídico cutáneo y que permite un suficiente abastecimiento de ácidos grasos esenciales a la piel.

Además de en la piel, las ceramidas también forman parte de las membranas de todas las células del cuerpo y de la mielina, que recubre la membrana celular de las neuronas.