Una de las dudas que surge este días de confinamiento es qué pasará con la llegada definitiva del calor, una vez la primavera esté bien entrada y se abra paso en verano. La gripe común es estacional y desaparece con la llegada del calor, pero la duda ahora es qué pasará con el coronavirus. Según un estudio realizado a un centenar de ciudades chinas, el aumento de la temperatura reduce la transmisión del virus, pero no la anula del todo.

Así, según este estudio de dos universidad de Pekín, por cada grado que aumenta la temperatura se reduce un 3,8% la transmisión. Por este motivo, durante el mes de febrero el coronavirus se extendió menos por las zonas de Asia húmedas y cálidas como Tailandia que por las frescas y secas como Corea del Sur. Por este mismo motivo, aunque también hay casos en la América Latina, la transmisión no ha estado tanto rápida, ya que en el hemisferio sur es verano.

Después de este estudio, los investigadores aseguran que "la temperatura y la alta humedad reducen significativamente la transmisión" del virus y aseguran que "la llegada del verano y la temporada de lluvias al hemisferio norte puede reducir eficazmente la transmisión del COVID-19". Ahora bien, también alertan de que no se anula completamente la transmisión.

Teniendo en cuenta el estudio en cuestión, si este jueves en Barcelona hace 13 grados por término medio, hasta que no haga al menos 25, no se habrá reducido la transmisión casi a la mitad (45%). Por lo tanto, la llegada del verano reducirá significativamente la pandemia, pero no podrá ser el único factor para eliminarla.