Un bostezo es una respiración profunda y larga que generalmente se asocia con sentimientos como alivio, tristeza o agotamiento. Y, aunque puede tener relación con las emociones, también responde a una necesidad fisiológica para mantener una función pulmonar saludable. De hecho, la mayoría de nuestros bostezos son involuntarios y no controlamos cuándo ocurren.  

De media, podemos producir alrededor de 12 bostezos en una hora, todos ellos generados en el tronco encefálico por unas 200 células nerviosas. Al respirar de manera habitual, los alvéolos de los pulmones –unas estructuras en forma semiesférica al final de los bronquios en las que se realiza el intercambio de oxígeno con la sangre– pueden colapsarse espontáneamente. El bostezo vuelve a abrirlos para mejorar su función. 

Hombre bostezo

Pero si se bosteza en exceso, podría ser signo de que exista algún problema. Sobre todo si a esta circunstancia se añaden otras como la falta de aliento, la sensación de nerviosismo, tensión, las dificultades para controlar las emociones, la disminución del nivel de energía y pérdida de interés o la aparición constante de sentimientos negativos. 

Estas son las patologías más comunes asociadas al aumento de los bostezos. 

Estrés

El estrés provoca cambios en el organismo cuando percibe una situación de alerta y se prepara para afrontarla. Por eso se acelera la respiración, el corazón bombea más sangre y los músculos se tensan. Todo ello provoca una sensación de falta de aliento, que suele ir acompañado de un aumento en los suspiros.

Ansiedad

Algunos trastornos de ansiedad, como el trastorno de pánico, el trastorno de estrés postraumático y otras fobias, pueden producir como síntoma un aumento en el número de bostezos, de forma que se pueden hacer persistentes a lo largo del día. 

Bebé bostezo

Depresión

La tristeza y la amargura, dos de los síntomas más habituales de la depresión, pueden producir también un mayor número de bostezos en las personas que los sufren. 

Afecciones respiratorias 

El aumento de bostezos también puede ocurrir en personas que sufren asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Lo mismo ocurre con la hiperventilación o la sensación continua de que se necesita tomar más aire.

Aun así, no siempre es preocupante. De hecho, pueden representar una fuente de alivio para afrontar situaciones estresantes momentáneas, que ayude a liberar tensión y a llenar de aire los pulmones. Teniendo en cuenta la importancia de la respiración y la ventilación en momentos de gran estrés, es una medida que toma nuestro organismo para que sus funciones sigan desarrollándose de forma correcta.