Todavía estamos lejos de conocer todas las consecuencias de la pandemia y el confinamiento en nuestras vidas, tanto sobre nuestra salud física, como sobre la mental y a nivel social. Ahora, una nueva investigación ha analizado el número de muertes causadas por enfermedades cardiovasculares en Inglaterra y Gales durante el primer pico de la pandemia de la COVID-19 en el Reino Unido. El estudio ha concluido que un número significativo de personas no fue al hospital a pesar de experimentar síntomas cardiovasculares agudos, como un derrame cerebral o un ataque cardíaco por miedo al contagio y a la situación que vivían estos centros.

El autor principal del estudio, el Dr. Jianhua Wu, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Leeds ha asegurado que este estudio es el primero en brindar una imagen detallada y completa de lo que les estaba sucediendo a las personas que estaban gravemente enfermas con enfermedades cardiovasculares en Inglaterra y Gales.

Revela un gran número de muertes y pone de manifiesto la necesidad de que los gobiernos lancen mensajes para que las personas que están muy enfermas acudan a los centros médicos a pesar de la pandemia, porque las consecuencias pueden ser fatales.

Ambulancia

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de discapacidad y muerte en todo el mundo. No solo eso, desde que convivimos con la COVID-19, ha quedado claro que las personas que las padecen tienen una mayor probabilidad de desarrollar complicaciones si resultan infectadas por el SARS-CoV-2.

Al mismo tiempo, investigaciones anteriores han encontrado una disminución significativa en el número de personas que acuden al hospital después de sufrir un accidente cardiovascular agudo durante la pandemia. Por lo tanto, no ha sorprendido a nadie que se haya producido un aumento de muertes asociadas con enfermedades cardiovasculares más allá de las cifras esperadas.

Para analizar los efectos de esta reducción en las admisiones hospitalarias de personas con enfermedades cardiovasculares, los autores del presente estudio compararon la información sobre la mortalidad cardiovascular en Inglaterra y Gales de los años previos a la pandemia con los datos recopilados durante la pandemia. Obtuvieron esta información de los certificados de defunción, que son completados por el último médico que atiende a una persona dentro de los 5 días posteriores a su enfermedad final, y registran la ubicación y la causa de la muerte. 

Desde el 1 de enero de 2014 hasta el 30 de junio de 2020, hubo certificados de defunción de 3.450.381 personas en Inglaterra y Gales. De estas muertes, el 17% estaban relacionadas con enfermedades cardiovasculares. Desde la primera muerte registrada por COVID-19 en el Reino Unido el 2 de marzo de 2020 hasta el 30 de junio de 2020, se registraron 28,969 muertes cardiovasculares. Los investigadores encontraron que hubo 2.085 muertes cardiovasculares por encima de la media entre el 2 de marzo y el 30 de junio, un aumento del 8% en comparación con el promedio histórico esperado en el mismo período del año, según el documento del estudio.  Estas muertes alcanzaron su punto máximo a principios de abril, coincidiendo con el mensaje del gobierno: "Quédate en casa, protege Sistema Nacional de Salud, salva vidas”, que lanzaron las autoridades británicas.

Monitor

Los investigadores también describen otra tendencia: murieron menos personas en el hospital (53,4%, en comparación con el promedio anterior de 63%) y una mayor parte de estas muertes ocurrieron en el hogar o en residencias de ancianos. Pero además, también difieren las principales causas de muerte según la ubicación. En el hogar, la causa principal fue un ataque cardíaco o insuficiencia cardíaca, en un hogar de ancianos fue un accidente cerebrovascular o insuficiencia cardíaca, mientras que en el hospital fue una embolia pulmonar y un shock cardiogénico. 

Para el autor correspondiente del estudio, el profesor Chris Gale, quien enseña medicina cardiovascular en la Universidad de Leeds, el “estudio revela que las personas que murieron en casa tenían más probabilidades de haber tenido un ataque cardíaco”.
Los expertos del estudio señalan que mientras el Sistema Nacional de Salud se prepara para cualquier ola futura de COVID-19, debe asegurarse de que las personas comprendan claramente que los hospitales están abiertos y tienen procesos para minimizar los riesgos de que los pacientes se infecten con COVID-19.