La ciencia ofrece cada vez más evidencias acerca de la relación que existe entre nuestro intestino y el cerebro, por eso en los últimos años se está realizando un estudio más exhaustivo acerca del papel de determinados alimentos en las funciones cognitivas.

Ahora le ha tocado el turno a las grasas saturadas. Según una investigación publicada en The American Journal of Clinical Nutrition, las grasas saturadas que se consumen de productos animales, como carne, pollo y los lácteos disminuyen la capacidad de concentración de una persona.

Concentración

Para llevar a cabo el estudio, se basaron en datos que los científicos habían reunido para otra investigación que exploraba los efectos que las comidas con alto contenido de grasas saturadas tenían sobre la inflamación y el cansancio entre las mujeres que habían padecido cáncer.

El estudio

El día de la evaluación, cada una de las 51 participantes realizó una prueba de rendimiento continua. Esta prueba mide la concentración, la atención sostenida y los tiempos de reacción. A continuación, las dividieron en dos grupos y les ofrecieron a cada uno de ellos un tipo de comida distinta. Ambas contenían 60 gramos de grasa, pero una de ellas era rica en grasas saturadas, mientras que la otra no. Después de 5 horas, los participantes realizaron otra prueba. 

Entre 1 y 4 semanas después, las participantes volvieron a hacer el experimento, pero esta vez cambiaron el tipo de comida. Antes del día de la evaluación, ingirieron tres comidas estándar y luego ayunaron durante 12 horas antes de consumir una comida rica en grasas.

Los investigadores encontraron que aquellas que tomaron la comida alta en grasas saturadas obtuvieron peores resultados en la prueba de rendimiento continuo que las que comieron la comida que contenía poca grasa saturada.  Según los expertos, “la mayoría de los trabajos previos sobre el efecto de la dieta se han analizado durante un período de tiempo. Y esto fue solo una comida, por lo que es notable que se haya podido constar una diferencia”

Mantequilla

Los investigadores también analizaron los efectos que una barrera intestinal en mal estado puede tener sobre la concentración después de que las participantes ingirieran las comidas grasas. Para llevarlo a cabo, observaron los niveles de marcadores de endotoxemia en la sangre de los participantes, unos marcadores que aparecen en el torrente sanguíneo cuando una persona tiene un intestino en mal estado. Según los resultados, las mujeres que tenían altos niveles de endotoxemia, también presentaron peores resultados.

Los alimentos que presentan una mayor concentración de grasas saturadas son los lácteos enteros y derivados, como la nata y algunas mantequillas y margarinas, las carnes procesadas, los embutidos y el aceite de palma.