La psicosis es un trastorno mental de origen orgánico o emocional por el cual una persona tiene alterada su capacidad de evaluar el mundo exterior de manera objetiva y diferenciar de forma adecuada entre dicho mundo exterior y el interno, caracterizándose por  la presencia de alucinaciones (percepciones sin objeto) o ideas delirantes (creencias anómalas o falsas irreductibles a la lógica).

Una de las psicosis más frecuentes es la esquizofrenia, que afecta a más de 21 millones de personas en todo el mundo y se caracteriza por una distorsión del pensamiento, las percepciones, las emociones, el lenguaje, la conciencia de sí mismo y la conducta.

Las personas que sufren psicosis tienen entre 2 y 2,5 veces más probabilidades de morir a una edad temprana que el conjunto de la población. Esto se debe por lo general a enfermedades físicas, como enfermedades cardiovasculares, metabólicas e infecciosas.

Recientemente, un equipo de científicos de la Universidad de Otago ha abierto la puerta a un mejor tratamiento de la disfunción cerebral que causa la psicosis. Según el Dr. Ryan Ward, del Departamento de Psicología de esta Universidad, “aunque los medicamentos actuales para la psicosis son adecuados y logran su objetivo, tienen efectos secundarios que producen una mala calidad de vida de los pacientes”. Las investigaciones que pueden identificar mecanismos específicos de la disfunción pueden proporcionar objetivos farmacológicos más precisos para el tratamiento, mejorar los resultados de los pacientes y la calidad de vida.

Psicosis espejoLos expertos han trabajado con ratones con riesgo de esquizofrenia mediante un procedimiento que permite una detección muy sensible del estado interno subjetivo. En un estudio publicado en el Journal of Psychopharmacology, los investigadores midieron la capacidad de los ratones con un factor de riesgo de esquizofrenia para diferenciar entre un fármaco (ketamina) y una solución salina. El Dr. Ward dice que el aspecto crítico es que la dosis de ketamina utilizada causa una psicosis similar a la esquizofrenia en los seres humanos.

“Descubrimos que los ratones no podían discriminar la droga de la solución salina solo en dosis que causan psicosis en humanos. Creemos que esto significa que su estado interno subjetivo es similar al estado inducido en la psicosis humana. Esto abre una manera de modelar síntomas no humanos que antes se pensaba que solo podían medirse en humanos, como la psicosis. El hallazgo puede mejorar en gran medida nuestra capacidad para identificar los mecanismos cerebrales de estos síntomas y conducir a tratamientos más efectivos”, asegura el experto.

En definitiva, han demostrado que es posible preguntarle a un animal cómo se siente de forma rigurosa. “Este tipo de estudios abren la puerta a más trabajos en los que podamos identificar una disfunción cerebral específica que produce psicosis, mejorando los tratamientos futuros”, afirma.