A menudo, cuando hablamos de discurso de la extrema derecha española el foco recae sobre cómo alimentan el odio. Si bien es un sentimiento que puede movilizar a mucha gente, la tradicional visión de qué solo se recae en el odio para convencer a los votantes queda lejos de la imagen completa de cómo se transmiten estos discursos viscerales. ¿Cómo se convence a tanta gente? No solo atizando su odio, sino también apelando al amor. Así lo muestra el artículo científico elaborado por Alexandre Pichel, investigador predoctoral del programa de doctorado de Humanidades y Comunicación de la UOC, y de Begonya Enguix, profesora de los Estudios de Artes y Humanidades e investigadora líder del grupo Géneros en Transición: Masculinidades, Afectos y Cuerpos (MEDUSA).

A la investigación Enmarcar el género a través de los afectos: antifeminismo y amor en la extrema derecha española (Vox), sociedad y política sur-europea, los dos investigadores muestran cómo esta corriente política se mueve mucho más allá del sentimiento de odio. Sin embargo, ¿qué tipo de amor puede promover una ideología que se basa en el rechazo? "Este actor político no utiliza el amor para ocultar su verdadera cara, de rechazo hacia los que no se identifican con sus valores. Esta corriente política ama, pero el problema es a quien ama. Ama una España mononacional y excluyente. La ultraderecha genera odio por las cosas que ama, pero el amor es totalmente real", expone Pichel.

Amor por nosotros, rechazo hacia otros

El amor a la extrema derecha queda lejos del romantizado amor incondicional, de hecho, requiere de muchas condiciones. Los investigadores apuntan que el amor se utiliza como una herramienta por marcar la diferencia entre el nosotros (las familias tradicionales, los hombres blancos y los nativos españoles) y los otros, ya sean la élite (personalizada en los gobernantes y en el feminismo) o los que son diferentes (las familias no tradicionales o los migrantes).

De esta manera, la exaltación y el uso del amor en el discurso de la extrema derecha se plasma a través de su relación y exaltación de la familia, la igualdad y la violencia machista, según Pichel y Enguix.

La familia tradicional, la esposa tradicional

Si hay un ámbito del discurso de la ultraderecha donde se esboza con más claridad, la imagen que pintan del amor está en su defensa de la familia tradicional. Romantizan un tipo de familiar nuclear, anclada en el imaginario patriarcal, más básico de cuáles son los roles naturales de los hombres y las mujeres, la extrema derecha defensa una imagen de lo que es la familia que poco puede envidiar a la que hacían sus antecesores de los años 30.

Los expertos apuntan que las ideas conservadoras se utilizan para marcar las fronteras políticas entre los opositores a la familia tradicional (identificados como feministas y personas LGBTQI) y los que protegen, aman y están dispuestos a transmitir los valores sexuales y de género naturales, nacionales y morales de España y están dispuestos a transmitirlos. Es decir, otra vez el amor por los nuestros, en contra posición por el rechazo contra los otros. En este caso, aquellas personas que caben en la reducida definición de familia que tienen.

Los dos investigadores constatan que la defensa de este tipo de familia se ha convertido en una de las piedras angulares del discurso conservador. Esta romanización del pasado ha alimentado el discurso de la extrema derecha en todos los ámbitos, incluido internet, según muestran otros estudios. Si bien en el espacio de manosfera hay muchos grupos de hombres que apelan a este imaginario tradicional de la familia, también hay mujeres que alimentan este discurso sexista. Bajo la etiqueta de trad wives (la contracción de las palabras en inglés: esposas tradicionales), ha armado una subcultura de mujeres que bajo esta nostalgia promueven un extremo discurso antifeminista. Defienden la sometida de las mujeres a los hombres y la relegación de estas en el hogar, envolviendo su discurso en la imagen de la tradicional ama de casa de los años 50.

La igualdad desde la diferencia

Igualdad y extrema derecha son, a primera vista, términos antagónicos. Sin embargo, Pichel y Enguix aclaran qué tipo de igualdad ama esta ideología: "En la ultraderecha, la igualdad surge de la idea de una sociedad totalmente uniforme. Si el pueblo es uniforme, es imposible que haya desigualdad". "Por el contrario, desde los movimientos de izquierdas y el feminismo, la igualdad se entiende como un concepto que comprende y evidencia las diferencias para crear una comunidad abierta. (...) Esta idea de igualdad hace que la corriente ultraconservadora masculinice y heterosexualice una sociedad uniforme". Esta uniformidad, deja al margen a aquellos colectivos que no la cumplen.

Amor-odio con respecto a la violencia machista

Según los autores, el discurso de la ultraderecha española utiliza la diferenciación entre violencia de género y sexual para mantener un discurso ambivalente. Por una parte, los sirve como arma arrojadiza contra el feminismo, en lo que reprochan criminalizar a los hombres. Por otra parte, les es muy útil para denunciar a los hombres inmigrantes como potenciales abusadores sexuales. "Nativismo, nacionalismo y xenofobia se entrelazan con el amor y la violencia de manera compleja", concluyen Pichel y Enguix.

"La ultraderecha ama a la familia para proteger la figura de dominación paterna; ama el país para rescatar a los hombres como líderes nacionales, y ama la igualdad para defender a los hombres ante los avances del feminismo", sentencia Pichel.