Por primera vez en la historia de la democracia española, el partido de la oposición se abstendrá para facilitar la investidura de la fuerza más votada: el Partido Popular de Mariano Rajoy. El comité federal del PSOE ha decidido por una mayoría de 139 votos favorables –96 en contra y dos abstenciones– dejar pasar a su rival con el objetivo de sacar a España de los más de 300 días de bloqueo. La ausencia del antiguo secretario general, Pedro Sánchez, ha actuado como alegoría a la pérdida de apoyos del "no es no". Ahora el grupo parlamentario amenaza con romperse porque secciones como el PSC insisten en desmarcarse de la decisión.

La jornada daba comienzo entre cordones policiales y gritos de una decena de manifestantes que reivindicaban con pancartas el no a Rajoy. Sin embargo, la tormenta en la calle ahogaba la resistencia en el interior de la reunión, donde una mayoría a favor de la abstención conseguía tomar el control de la mesa del comité federal. Sin casi discusión, esta ha sido presidida por mayoría de partidarios –dos de tres– de las tesis susanistas: el exministro de José Luis Rodríguez Zapatero José Blanco ocupaba la presidencia; Carmen Madrid, la vicepresidencia, y Mariola López, la secretaria.

Con el debate ordenado para decidir el sentido del voto, el mar rojo de Ferraz empezaba a hacer remolinos y abrirse y partirse en las dos mitades enfrentadas durante meses. La eurodiputada y ex número dos del PSOE, Elena Valenciano, es quien ha propuesto la resolución de la abstención, y Txarli Prieto, del Partido Socialista de Euskadi, la resolución por el "no es no".

Las dos rosas: abstención o 'no'

Liderados por la sección andaluza y la gestora del PSOE –presidida por Javier Fernández– los ganadores de la jornada apostaban por un voto negativo en la primera vuelta de la investidura, con el objetivo de dejar constancia del rechazo a las políticas del PP. Eso sí, la apuesta era el voto de abstención en la segunda, con la idea de sacar a España del bloqueo. Fuentes que han redactado la propuesta indicaban que la decisión quiere vincular a todo el grupo socialista en el Congreso, aunque existen una serie de voces favorables a mantenerse en el no como el PSC, u otros diputados, como Susana Sumelzo, que tendrán que pagar sanciones económicas si desobedecen.

Los vascos han hecho de altavoz de Catalunya, Cantabria, Melilla, la gestora del PSOE de Galicia, las Islas Baleares y otros antiguos miembros de la ejecutiva sanchista, como el exsecretario de organización, César Luena. Sus argumentos se han agarrado al pasado: la palabra dada por el PSOE durante y tras las elecciones; el argumento del "cambio" prometido; la resolución anterior del propio comité federal contraria a la investidura de Rajoy; la "multitud" de asambleas locales que se habrían manifestado a favor del no, o el precedente de la consulta a los militantes en la anterior investidura.

Un PSC "diferencial" se desmarca

Con la resolución aprobada, la situación amenaza con complicarse para los socialistas catalanes. A su lado se ha situado el exministro Josep Borrell, antes defensor de una abstención pactada, ahora partidario de la negativa a Rajoy. Precisamente, la intervención de Iceta ha estado marcada por reivindicar la posición diferencial del PSC. "El problema del PSOE no es el PSC, sino Rajoy" decía el primer secretario ante un auditorio de al menos 237 miembros. Tal y como acostumbra a hacer Iceta en las intervenciones en Ferraz, ha argumentado su exposición de acuerdo con el escenario que se vive a Catalunya.

"El independentismo tiene hoy el apoyo de casi el 48% de los catalanes. Sin duda muchas son las causas. También errores nuestros. Nada nos dice que el independentismo no pueda perder apoyos en el futuro, pero tampoco que no pueda seguir ganándolos. Y nosotros hacemos en gran medida responsable de esta situación a un Gobierno del PP incapaz de abrir una perspectiva de diálogo", ha dicho, después de relatar el proceso de primarias vivido en el PSC y denunciar que no se había dado voto a la militancia. Sin embargo, el partido catalán ya ha anunciado que convocaría el consejo nacional el martes, donde se deberá estudiar qué hacer definitivamente en la investidura.

Díaz obvia la abstención

El comité federal ha durado menos de lo que estaba previsto y hacia las 14.30 h la gestora afirmaba que se votaría, a pesar de que no se hubieran acabado las intervenciones de 4 minutos aproximadamente dadas a los 54 turnos de palabra. La gran victoriosa de la jornada, Susana Díaz, hablaba la última de todos sin citar la abstención en ningún momento, después de haber instigado el golpe contra Sánchez. Entre los golpistas contra el antiguo secretario general, el diputado Eduardo Madina, quien se disputó la dirección con Sánchez, consideraba que no era un "hereje" por defender abiertamente tal posición.

Los 'barones' con apoyo de Podemos callan

Así y todo, se hacía notar la ausencia de tres barones que venían simpatizando desde hacía días con la abstención: Emiliano García-Page –Castilla-La Mancha–, Javier Lambán –Aragón– y Ximo Puig –presidente de la Comunidad Valenciana–. Según ha sabido este diario, los tres habían pactado que alguien de la propia federación interviniera por ellos. José María Barreda lo hacía por Page; Víctor Morlán, por Lambán, y Ciprià Císcar, por Puig. Estos tres barones han preferido "preservar" sus pactos de investidura, ya que tienen el apoyo de Podemos en las autonomías respectivas.

El grupo parlamentario

Con un escenario que la lideresa balear Francina Armengol considera de "vergüenza", la decisión tomada por los órganos de dirección deberá ser traslada al grupo en una reunión en el Congreso. Ante la negativa de algunos a rendirse, el representante de la izquierda socialista, José Antonio Pérez Tapias, defendió que se dé libertad de conciencia a los diputados. Aun así, al PSOE se le presenta complicada una abstención sin condiciones, y más, a personalidades como el portavoz, Antonio Hernando, antes estandartes del no, y ahora ausentes por "motivos personales", pero que hubieran votado por dejar pasar a su eterno rival, el PP de Mariano Rajoy.