Una propuesta contra-intuitiva, y quizás ingenua, para la Unión Europea (UE): mantener como miembros de la UE a las naciones y regiones que se independicen de otros estados miembros y cambiar los tratados europeos para que así sea. La propuesta viene... de Asia. Es de Madhav Das Nalapat (foto), profesor universitario y director del Sunday Guardian, semanario político de referencia en la India, y de iTV, que suma siete canales con una audiencia de 122 millones de personas.

Nalapat habla específicamente de Catalunya. La columna se titula "Sólo una Catalunya libre puede salvar a la UE". Su columna contiene algunos errores de hechos y de apreciación que no afectan a la propuesta.

Razona que ponerse al lado de la represión del secesionismo "es un error", precisamente porque "la ventaja más importante de la UE es que hace irrelevantes las fronteras nacionales". Que una Catalunya (o Escocia, que también sale citada) independiente quede automáticamente dentro de la UE "atenuaría el golpe para el estado de origen y reduciría de manera muy significativa el impacto de una secesión", dice Nalapat.

"Fuera del hecho de que Catalunya dedicaría muchos menos impuestos a mantener lo que quedara de España, casi no habría diferencias sobre el terreno una vez hecha la independencia de la región catalana", añade.

Burocracia europea

Ahogar el secesionismo catalán, explica el intelectual indio, "es un ejemplo de la perversidad y la falta de racionalidad de la burocracia de Bruselas". El mecanismo que propone, en cambio, "sería una ventaja clave para la UE". Además, dice, tendría también el beneficio añadido que "los estados más pequeños se gobiernan mejor y sus gobiernos están más cerca de sus ciudadanos".

Este mecanismo abierto, sigue Nalapat, permitiría la UE "adaptarse a cualquier estado separado que se forme como consecuencia de los impulsos populares", una situación que juzga mejor mejor que el conflicto que se deriva de rehusar a los catalanes o ayudar a Madrid a "ahogar el impulso hacia la independencia".

La UE, añade, "es una estructura perfecta para asegurar la ruptura indolora de un estado miembro en entidades separadas. En este sentido, Europa tiene una ventaja que la mayoría de otras zonas mundiales con problemas secesionistas no tienen".

La idea puede ser práctica y lógica pero también ingenua políticamente. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y otros mandarines de la UE, temen justamente que si Catalunya se convierte en [un Estado] independiente, otras regiones europeas harían lo mismo.

En octubre del 2017, Juncker ya se negó a mediar entre los gobiernos catalán y español porque se crearía "más caos" en la UE y porque no quiere "una Europa que de aquí a quince años esté formada por más de 90 países".