El president, Quim Torra, ha aprovechado la segunda jornada del debate de política general, este jueves 3 de octubre, para reprocharle al rey Felipe VI que todavía no se ha disculpado por el discurso en el que amparó la violencia policial durante el referéndum, pero también para hacer un llamamiento a la unidad del independentismo, en el que ha incluido un compromiso dirigido muy directamente a la CUP.

En respuesta al cupaire Carles Riera, Torra ha garantizado que no ha venido a administrar ninguna autonomía sino a implantar la República y que si no puede sacar adelante su proyecto, renunciará. Ha asegurado que en su intervención del martes ya fijó con claridad los plazos de la legislatura, y ha enviado un aviso a todos los grupos independentistas: "Si los 34 diputados de JxCat, los 32 de ERC y los 4 de la CUP no somos capaces de ponernos de acuerdo, no saldremos adelante".

El debate de política general se ha celebrado en un momento de malestar entre las fuerzas independentistas. Si la CUP ha reclamado directamente desde la tribuna la cabeza del conseller de Interior, Miquel Buch, ERC no esconde la incomodidad que le ha provocado la decisión de JxCat de no designar a ningún diputado para que asuma las funciones de Puigdemont y los parlamentarios encarcelados. Esta mañana, los republicanos no han aplaudido en ningún momento la intervención de Torra.

El president ha respondido a todos los grupos en bloque, lo cual ha diluido la voz de Ciudadanos entre el resto de portavoces ―y ha irritado a Inés Arrimadas― además de destensar el cara a cara. De hecho, el debate más tenso lo ha mantenido con el popular Alejandro Fernández, a quien le ha dicho que hacía tiempo que no escuchaba un discurso "tan troglodita" como el suyo. "Esto es el Parlament, no el Valle de los Caídos. Entre lo que ha dicho usted o lo que decía Queipo de Llano no veo ninguna diferencia", ha lamentado reclamándole respeto.

Las primeras palabras del president han sido para recordar el aniversario del 3-O, que ha descrito como "un día que demostramos que a este país no se lo puede golpear y que cuando quiere dar una respuesta la da de manera consensuada".

De hecho, tan pronto como ha tomado la palabra ha reprochado que el rey Felipe VI "todavía no se ha disculpado por el discurso del 3-O", que amparaba la violencia de las cargas policiales del 1-O contra la cual se había parado el país aquel mismo día.

En respuesta a Arrimadas, a quien ha pedido que no distorsione las cifras económicas para no perjudicar a la economía, ha admitido que hay un conflicto en Catalunya pero no una fractura porque, según ha dicho, lo que realmente fractura es que haya presos políticos.

Al socialista Miquel Iceta le ha reprochado que pensaba que le habría explicado al presidente español, Pedro Sánchez, lo que pensaba hace seis años de un referéndum. Mientras que, ante las críticas de los comuns a las prisas de los independentistas, ha replicado preguntándoles si no tienen prisa para sacar a los presos políticos de la prisión y ejercer el derecho a la autodeterminación.

Torra, poco experimentado en el debate parlamentario, ha interactuado mucho con los diputados que respondían desde el escaño hasta el punto que el presidente del Parlament, Roger Torrent, ha tenido que llamar al orden repetidamente para reclamar que se respetara el orden de las intervenciones.

El president ha hecho sólo una réplica, con lo cual, pasadas las dos de la tarde, el debate ha quedado cerrado.