Si Pere Aragonès optó por situar la sesión que dará el pistoletazo de salida a la legislatura en la fecha límite que permite la ley es, precisamente, porque se olía que las negociaciones no serían ni fáciles ni rápidas. Desde este martes, ERC, Junts y la CUP han intensificado los contactos con reuniones en tres para desencallar un acuerdo que salve el primer escollo a la vista, la constitución del Parlament, este viernes. Después de dos encuentros poco fructíferos, la CUP ha decidido elevar a público su malestar por la falta de concreción de los dos principales partidos del independentismo, a quien exige que se ponga las pilas.

En un comunicado expresan "preocupación" ante el hecho de que Junts per Catalunya "siga exigiendo la presidencia del Parlament sin querer concretar ni propuesta política ni nombres" y denuncian que el partido de Puigdemont "ni siquiera" se muestran dispuestos a hablar, "llevando la situación al límite".

Ya hace días que los anticapitalistas han manifestado abiertamente su predisposición para asumir el cargo de segunda institución del país e incluso han puesto cara a su oferta, la del diputado Pau Juvillà. Con todo, los cupaires han dejado claro que su prioridad no es la silla, sino poder garantizar que la Mesa del Parlament frenará los discursos de odio y las amenazas de la extrema derecha y, a la vez, velará para que el TC no parta la soberanía de la cámara, si hace falta, ejerciendo la desobediencia.

Dicho de otra manera, la CUP se postula porque tiene la seguridad que un presidente suyo actuará tal como esperan. Ahora bien, el objetivo último es que haya un independentista y se evite que el PSC se haga con el control del Parlament. Por eso no ponen la presidencia de la cámara como línea roja y se abren a votar a un candidato de Junts. El problema, aseguran, es que a menos 48 horas para la votación, todavía es hora que Junts explicite su propuesta, más allá de los rumores que apuntan a Laura Borràs. Tanto con respecto al nombre como al proyecto. Insisten en que no basta con proclamar que tienen derecho al cargo por los resultados electorales.

Respuestas al modelo de orden público

La inquietud de la CUP se extiende también a Esquerra Republicana, a quien critican la falta de concreción sobre las demandas que los cupaires pusieron para empezar a negociar y que los republicanos se comprometieron a analizar. Concretamente, en relación a la moratoria de las balas de foam, que se aparte los antidisturbios de los desahucios y que la Generalitat deje de personarse contra los independentistas y activistas detenidos en movilizaciones en Catalunya. La intención de ERC y Junts es trasladar estas propuestas en una comisión parlamentaria que aborde a fondo la revisión del modelo de seguridad catalán, pero la CUP considera que estos puntos concretos tienen que ser de aplicación urgente.

En la CUP tampoco convence que ni ERC ni Junts hayan profundizado en el proyecto político de cara a la legislatura que empieza. A ambos partidos les exige "voluntad política para trabajar un acuerdo que evite situarse en las mismas coordenadas que durante la legislatura anterior, que dé respuestas a la población delante la crisis política, social y económica y que se aleje del intercambio de sillas".

Esta noche, los anticapitalistas celebran un cónclave con las asambleas territoriales y las organizaciones afines con el fin de analizar el estado de las negociaciones y tomar las decisiones que consideren oportunas.

En la imagen principal Dolors Sabater, Laura Borràs y Marta Vilalta conversan antes de la conferencia de Pere Aragonès. / ACN