El cambio. Esta es la bandera con que Junts pel Sí piensa presentarse a las elecciones, cuya campaña arranca hoy, como la única lista que representa una opción real de transformación. Nadie duda que estos serán los comicios más trascendentales que ha vivido Catalunya desde la restauración de la democracia. Los quince días de campaña que les precederán serán absolutamente diferentes a cualquier convocatoria anterior. Un pulso a todo o nada, donde el discurso electoral tendrá que perfilar, y mucho, sus objetivos.

Según la fotografía de la línea de salida que ayer presentaba el CIS, Junts pel Sí, con 60-61 diputados, triplicaría el resultado de la siguiente formación, Ciutadans (19-20), pero no conseguiría la mayoría absoluta. Necesitaría el apoyo de los ocho diputados de la CUP. Este sondeo, que insiste en el panorama que perfilaban anteriores encuestas, mantiene casi el 30% de indecisos y subraya la idea de que la campaña será clave.

Los estrategas de la candidatura que encabeza Raül Romeva son conscientes de que sus votantes están muy movilizados, pero han detectado diversas bolsas de electores que todavía no se han definido. La campaña soberanista ha identificado entre 150.000 y 200.000 votos que tendrían que decantarse a su favor en estos quince días. Junto al perfil más “épico” que esconde su eslogan, El voto de tu vida, Junts pel Sí incorporará desde el primer momento la idea del cambio, la que más seduce a estos posibles votantes todavía no decididos. Una idea de cambio que afecta tanto a las relaciones con España como a los dolorosos recortes.

La batalla se libra, una vez más, en la demarcación de Barcelona, con especial atención al cinturón de la capital –en Girona y Lleida, Junts pel Sí obtiene la mayoría absoluta con comodidad, según el CIS, mientras que en Tarragona habría empate de las opciones del sí frente al resto. Esta idea ha penetrado con fuerza en todas las candidaturas y está marcando su estrategia. Es lo que explica el codo a codo que mantienen Ciutadans y Catalunya Sí que es Pot por la segunda posición y que ha hecho saltar chispas antes del pistoletazo de salida de la campaña. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha recibido en las últimas horas una lluvia de críticas en la red después de que no ha dudado en hacer un llamamiento a los hijos y nietos de inmigrantes andaluces y extremeños para echar a Mas del Govern.

De hecho, la intensidad del debate hace ya días que calienta la precampaña. Esta misma semana se ha podido escuchar las reticencias al proceso expresadas por Angela Merkel y David Cameron pero también un sorprendente pronunciamiento a favor de congresistas de los Estados Unidos. No hay fronteras. Ni líneas rojas. Lo evidencian las declaraciones del ministro de Defensa amenazando con una posible intervención militar. Este partido incluirá todo tipo de jugadas, incluida la rueda de prensa a la que se tuvo que someter ayer el futbolista Gerard Piqué después de la pitada que recibió mientras defendía la roja.

El primer día de la jornada electoral coincide con el Onze de Setembre. Nada es casualidad. Esta será sin duda la Diada más politizada de los últimos años. Dirigentes y formaciones que en otras ocasiones habían participado han anunciado su ausencia argumentando que la convocatoria ha quedado instrumentalizada por la candidatura de Junts pel Sí. Así lo ha argumentado, entre otros, el candidato de Catalunya Sí que es Pot, Lluis Rabell. Tampoco asistirá la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Esta vez, la Diada será diferente. El acuerdo de las formaciones soberanistas bajo las siglas Junts pel Sí ha dado una forma política a aquello que hasta ahora era esencialmente una expresión popular y que continuará manteniendo el apoyo de la CUP.