Este miércoles Albert Rivera exigió en el Congreso a Pedro Sánchez que "hiciera pública" su tesis, y lo acusó directamente de esconder alguna cosa al no colgarla en internet. No hay duda de que hay tesis plagiadas, y que no colgarlas a internet puede ser una forma de intentar minimizar las posibilidades de que se detecte el plagio. Pero también es cierto que hay muchas tesis que no están colgadas en línea y que no son plagiadas.

La normativa de la mayoría de universidades establece que las tesis doctorales sean públicas, pero eso no quiere decir que se cuelguen automáticamente en internet (aunque esto es una práctica cada vez más común). Al leer una tesis, una copia de esta es depositada en la biblioteca universitaria. Habitualmente, esta copia es accesible, y lo único que tiene que hacer el lector para leerla es identificarse al solicitarla. Esta es una medida que se toma, justamente, para evitar plagios. Pero las universidades no ponen más restricciones a la consulta que la simple petición de un documento identificativo. La mayoría de universidades también ofrecen a todos aquellos que lean su tesis doctoral la posibilidad de colgarla en la página web de su biblioteca, como forma de maximizar la difusión. En algunos países, y en algunas universidades, esta publicación es obligatoria.

Hay motivos que pueden inducir a un doctor a no colgar en internet su tesis doctoral, más allá del hecho de que esté plagiada o no. Por ejemplo, puede no querer que se cuelgue a internet si posteriormente pretende publicarla en una editorial comercial. Los editores no quieren publicar materiales que son de acceso gratuito en la red, porque nadie los compraría. Sin embargo, en cambio, para alguien que está en el mundo académico, se le valora en el expediente que una editorial publique su tesis (de hecho, es uno de los puntos que se han de cumplimentar en un currículum normalizado).

Así pues, si alguien quiere verificar si realmente existe plagio o no en una tesis, lo más sencillo es consultar el ejemplar que está depositado en la universidad para la consulta del público. Y los que están más capacitados para detectar el plagio son los académicos especialistas en el tema, que conocen la bibliografía relativa a él y que fácilmente pueden verificar si se trata de un trabajo original. Mucho más difícil es certificar si el doctor fue realmente el autor del trabajo, o si recibió la ayuda de alguien, como se sospecha en el caso de Sánchez.

En cambio, la situación es mucho más compleja en relación con los trabajos de fin de grado o de master, ya que en muchas universidades no queda ninguna copia en depósito para la biblioteca de la universidad. Es decir, no son consultables por nadie, y es realmente difícil llegar a saber si fueron plagiados o no, o incluso si fueron presentados o no. Como en el caso del famoso trabajo de Pablo Casado.