"Compra tu TFG, tesis o master", reza un anuncio en Google. No es excepcional. En teoría, un investigador demuestra sus capacidades académicas mediante la redacción y defensa de una tesis doctoral. En general, el tiempo de elaboración de una tesis es muy largo: se suele situar por encima de los 4 años, y aunque las universidades tratan de limitar al máximo los plazos, a veces se estira hasta casi una década. Y, a pesar de todo, hay alumnos que no pasan todo este tiempo redactando una tesis, sino que se limitan a encargar su elaboración a los llamados "negros".

Diferentes "ayudas"

Uno de los problemas de la tesis es que se trata de una tarea que realiza el investigador en la intimidad, y que, por lo tanto, es realmente difícil verificar si ha realizado el trabajo solo o con la ayuda de otra gente. Hay investigadores que buscan la ayuda de un documentalista que les ayude a encontrar datos y lecturas imprescindibles para su trabajo. Hay otros que van más allá, y piden a sus colaboradores que les hagan resúmenes de las diferentes lecturas con el fin de no leer los textos enteros. Hay quien tan sólo piden a algún experto que le haga una revisión final. E incluso hay los que encargan toda la tesis a algún especialista. Sencillamente, compran su trabajo académico entero. En cualquier caso, estas son prácticas que la academia condena, porque se supone que una tesis tiene que ser un trabajo de investigación personal, que el doctorando tiene que realizar todo el proceso investigador entero y que, en todo caso, las aportaciones de otra gente tienen que estar esmeradamente señaladas, para que el tribunal pueda valorar cómo condicionan el trabajo. Cuando un alumno matricula su tesis, la universidad le designa un tutor que se encargará de hacerle el seguimiento. Él es quien debería asesorarle y quien debería indicarle cuándo el trabajo está listo para su presentación. Es habitual que el doctorando consulte a otros expertos (que son convenientemente citados en los agradecimientos), pero no se considera válido que encargue partes de la investigación a otras personas.

Los aficionados

Muchas tesis elaboradas por encargo no están hechas por profesionales, sino por investigadores que el sistema académico sitúa en posición precaria y que completan sus ingresos haciendo trabajos de "negro", como se dice generalmente, habitualmente pagados también, "en negro". Normalmente los que buscan ayuda recurren en primer lugar a conocidos: es un secreto a voces que muchos doctorandos o profesores asociados (tremendamente mal pagados), además de hacer sus investigaciones, colaboran en la elaboración de tesis de gente que tiene más ingresos y menos voluntad investigadora. Y en las universidades no es infrecuente que se rumoree que el amante de turno de alguien ha sido, en realidad, el redactor de su tesis... ¿Se hacen favores académicos a cambio de favores sexuales? Probablemente.

Las estructuras profesionales

A través de internet es muy fácil encontrar a empresas que se ofrecen a hacer una tesis. Todas ellas afirman haber resuelto los problemas de miles de estudiantes, y ofrecen un amplio abanico de posibilidades: desde hacer trabajos de una asignatura, hasta tesis doctorales, pasando por trabajos de fin de grado y de fin de máster. En realidad, su oferta generalmente no es muy clara; no es evidente si ofrecen ayuda para la documentación y para la redacción, o si se permite la posibilidad de encargar una tesis entera. Pero los títulos son bien expresivos: "Te hago tu tesis", dice una; "Hacemos tu tesis", apunta otra; "TUTFG" (tu trabajo de fin de grado), sugiere una tercera... Hay alguna empresa, incluso, que se ofrece a volver a redactar tesis plagiadas para ocultar los plagios: "Liberamos tu tesis doctoral de plagio", afirma. Algunas de estas empresas no parecen ofrecer muchas garantías; en sus páginas web hay errores gramaticales e incluso faltas de ortografía: "perzonalizado", "horrario"... También hay estructuras no profesionales que compiten con estas empresas. En la página web "Mil Anuncios" es fácil también encontrar a amateurs que ofrecen los mismos servicios que las empresas. Algunos ofrecen ambiguos servicios que se presentan como "asesoramiento". Otros son mucho más explícitos, como "Hacemos tu trabajo de fin de grado, fin de máster o tesis por encargo" o "Somos un grupo de expertos en Biología, Física, Geología, Matemáticas y Química, que nos permiten realizar todo tipo de trabajos (TFG, TFM y Tesis) en varios idiomas".

La solución a la malevolencia académica

Los profesionales incluso ofrecen argumentos morales para descargar los problemas de conciencia de los que encargan la realización de su tesis. "Cansado de los exámenes universitarios y todavía tienes pendiente el trabajo final", dicen unos amateurs que se ofrecen como la solución al cansancio estudiantil... También una página web propone, en la misma línea, "Haga su pedido y relájese". Una página web borda las excusas: el problema de los estudiantes sería "el horario horrible" que no permitiría hacer una tesis (un horario que habría sido elaborado por "personal docente malévolo"). La solución para resolver los problemas creados por tan malévolo profesorado sería, obviamente, pagar para hacer una tesis. Y lo presentan de forma bonita: "Cuando tus sueños se cumplen en realidad estarás tan agradecido a tus escritores por ayudarte a alcanzarlos".

Calidad en cuestión

Uno de los problemas para los que encargan la elaboración de sus tesis es la posibilidad de que el "negro", el redactor pagado, recurra directamente al plagio de otros autores. En realidad, asumir el pago de una tesis original, con los años de dedicación que implica, es prácticamente imposible... Es probable que el redactor se limite a hacer un refrito de textos, o que, directamente, plagie. Una de las empresas que ofrece la redacción de tesis, asegura que el trabajo será analizado por un software antiplagio, y otra afirma que dará "garantía de autenticidad". Pero es muy difícil que alguien pague los años de trabajo que supone la realización de una tesis de calidad. Los trabajos por encargo suelen ser trabajos rápidos y poco profundos, para cubrir el expediente. Que después pasen el filtro del tribunal depende de la laxitud de este. Pero las universidades españolas son muy reticentes a tumbar tesis. Los tribunales no suelen querer enemistarse con el director de una tesis, que actúa como abogado del doctorando, y por eso la mayoría de los trabajos que se presentan acaban siendo aprobados, sea cuál sea su calidad. Hay profesores que reconocen abiertamente haber sido miembros de tribunales donde se han aprobado trabajos indignos de su categoría.

La ilegalidad normalizada

Todas estas empresas ofrecen "garantía de confidencialidad", apuntando que nadie se enterará de su colaboración. De forma implícita están reconociendo que su tarea es ofrecer servicios claramente ilícitos. Y, pese a todo, hay centenares de páginas y anuncios que venden tesis.

Los beneficiarios

Una tesis doctoral sirve, básicamente, para incorporarse al sistema académico, ya que en el mundo empresarial, el título doctoral no se valora especialmente. La gente que invierte en una tesis lo hace, o por simple prestigio, si disponen de mucho dinero, o para obtener ventajas en la carrera académica. Sería este, por ejemplo, el caso de Fernando Suárez Bilbao, exrector de la Universidad Rey Juan Carlos I. Ahora bien, generalmente los especialistas en una materia saben bien si un investigador tiene calidad o no en su especialidad, más allá del hecho de que haya superado un tribunal de tesis. El hecho de que alguna gente progrese en la academia con una tesis comprada es un problema vinculado a otro de los aspectos más turbios del mundo universitario: la falta de transparencia en la concesión de plazas. Pero eso merecería todo otro artículo.