Nada amarillo. Ni camisetas amarillas de la asamblea de trabajadores públicos ADIC, ni bufandas amarillas... Incluso un calendario de los abuelos de Reus. Los funcionarios de la prisión de Soto del Real de Madrid que se encargaron de la entrada de los presos políticos en el centro penitenciario y de revisar los petates en qué transportaban sus pertenencias no permitieron que pasara nada de este color con qué el independentismo denuncia la existencia de presos políticos.

Aparte del veto al color amarillo, según fuentes de las familias consultadas por El Nacional, los presos han constatado con sorpresa que el filtro que han tenido que superar los objetos que transportaban desde Lledoners no ha sido uniforme. A unos se les ha impedido entrar los lápices, mientras a otros se loe ha permitido. Alguno se ha quedado sin toallas, mientras otros las han pasado todas...

Sin ordenador

Lo que no ha pasado nadie es el ordenador. El ordenador y los dos pen drive en que había las 60.000 páginas del sumario para poder preparar el juicio y que todavía están revisando los servicios de la prisión. Se trata de una documentación imprescindible para preparar el juicio, que había sido autorizada por Instituciones Penitenciarias, y que habrá que entrar en papel si no se desencalla el bloqueo de los ordenadores. De momento, a una semana del inicio del proceso, ni en Soto del Real ni en Alcalá Meco han dispuesto de la documentación para prepararse.

Los presos de Soto, que esta fin de semana han podido iniciar la rutina ordinaria de visitas familiares, han sido instalados en celdas individuales, uno al lado del otro. A Soto del Real han ido todos los hombres, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, el vicepresident Oriol Junqueras y los consellers Jordi Turull, Josep Rull, Raül Romeva y Quim Forn. Las mujeres, la presidenta del Parlament Carme Forcadell y la consellera Dolors Bassa, están en Alcalá Meco.

Sin calefacción

Las primeras noches han servido para constatar que se mantiene una dinámica de funcionamiento del centro por lo que respecta a los horarios, que a las 12 de la noche se cierra la calefacción que no se vuelve a poner en marcha hasta el día siguiente por la mañana. Esta forma de funcionamiento no ha sido una sorpresa, dado que Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, que vivieron unos meses en este centro penitenciario, ya habían explicado que llegaron a dormir con anorak para no pasar frío por la noche. A pesar de todo, algunos de los presos, como Rull y Forn, han confesado que había pasado mucho frío.