La vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, no ha podido reprimir aliviada un "hoy no es como ayer" tan pronto ha dejado al rey Felipe VI dentro del coche en que ha abandonado la Feria de Barcelona después de más de una hora de visita a diferentes pabellones del Mobile World Congress.

Hace cuatro años la noticia de la visita real al Mobile fue la negativa de un empresario catalán a darle la mano. El año pasado, fue el gesto del vicepresident, Oriol Junqueras, ayudando cuidadosamente a Santamaría a situarse en primera línea para la fotografía delante del pabellón español.

Este año, la noticia ha sido el boicot de los representantes institucionales catalanes a la cena inaugural y las protestas en la calle. En plena crisis política que ha desembocado en la suspensión del autogobierno, con el Govern encarcelado o en el exilio y con el recuerdo de la intervención de Felipe VI después del 1-O, la inauguración del certamen se ha convertido en un aprieto. La delegación española todavía comentaba hoy la tensión que se vivió en la cena inaugural donde el presidente del Parlament, Roger Torrent, evitó saludar al Rey ni aplaudir su intervención. Hoy Torrent no estaba.

La máxima representación del Govern catalán en la inauguración de este lunes era el secretario de Presidència, Joaquim Nin. Estaba presente en el saludo a la llegada del Rey, junto con los representantes del consistorio barcelonés. También estaba el secretario de Empresa, Pau Villòria, que llevaba un lazo amarillo en la solapa. Villòria ha querido dejar claro a El Nacional que el domingo los representantes del Govern evitaron acudir a los actos protocolarios, pero que hoy tienen que estar presentes en una feria estratégica para la economía catalana.

Igualmente llevaba un lazo amarillo el secretario de Telecomunicaciones, Ciberseguridad y Sociedad Digital, Jordi Puigneró, que no ha participado en la visita del Rey, pero sí estaba en el pabellón cuando ha vuelto el ministro de Energia, Álvaro Nadal. De hecho, la mayor parte de trabajadores del Govern presentes en el pabellón de Catalunya lucen el lazo amarillo, como hacen habitualmente.

Felipe VI ha llegado al Congreso pasadas las 10 de la mañana, acompañada de Santamaría, el ministro de Energia, y las alcaldesas de Barcelona, Ada Colau, y l'Hospitalet, Núria Marín. Lo esperaban el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, el concejal del PDeCAT Xavier Trias, y el del PSC Jaume Collboni. No había ningún representante de Ciudadanos. Tampoco de ERC ni la CUP.

El monarca ha iniciado un recorrido por los diferentes pabellones, que ha acabado con el de Catalunya, España y el del Mobile. Se ha puesto unas gafas de realidad virtual. Y se ha marchado. Todo en medio un dispositivo de seguridad que blindaba la comitiva y que ha controlado hasta el milímetro el acceso al Rey de una manera mucho más estrecha que en años anteriores. No se ha registrado ningún incidente.

Santamaría, después de acompañar al monarca a la puerta de su coche, ha vuelto a pasear, ya más tranquila, por la feria. También ha aprovechado para ponerse gafas de realidad virtual.