Desde mediados de diciembre, una marea de pélets de plástico está llegando en las costas gallegas, y el problema se ha extendido hasta otras playas de la costa del norte del estado español. Además de la contaminación y los daños incalculables al ecosistema marítimo que provoca, la marea de pélet también ha traído una oleada de disputas políticas entre el gobierno de la Xunta y el Gobierno con el fin de delimitar quién tiene que asumir la responsabilidad de la retirada de estos residuos. La Xunta pretende que sea el Estado, responsable de lo que pasa mar adentro, quien retire el pélet del mar antes de que llegue a la costa, pero parece que la efectividad de esta medida está cuestionada por la Organización Marítima Internacional (OMI), un organismo de las Naciones Unidas e, incluso, ha sido rechazada por el propio conselleiro do Mar, Alfonso Villares.

Un contenedor lleno de sacos de pélets

Los pélets son como granitos de arroz, pero el material del cual están hechos es el plástico, y también son conocidos como granza en castellano, nurdles en inglés, e incluso cuenta con una expresión más poética: lágrimas de sirena. Son bolitas de menos de cinco milímetros de diámetro que se fabrican a partir del petróleo y que se utilizan en la industria como materia prima para elaborar diferentes productos de plástico, como pueden ser botellas, bolsas, contenedores. Los pélets que llegan en la costa proceden del barco Toconao, con bandera de Liberia, que el 8 de diciembre del 2023, mientras navegaba delante de las costas del norte de Portugal, a 80 kilómetros de Viana do Castelo, perdió seis de los contenedores de mercancías con que iba cargado, uno de los cuales estaba lleno de sacos de pélets de plástico.

Toconao 2 (Vessel Finder)
Toconao  (Vessel Finder)

Competencias aguas en dentro y en la costa

Aguas a dentro, la competencia es exclusiva del Estado, y la Xunta pretende que el Ministerio de Transporte ponga en marcha un dispositivo para sacar los sacos de pélets del mar, antes de que lleguen a la costa, donde el sistema ya involucra a todas las administraciones, desde la local, a la autonómica y la estatal. La estrategia de la Xunta de que el Estado retire los pélets desde el mar está cuestionada por un informe de la Organización Marítima Internacional (OMI), un organismo dependiente de las Naciones Unidas, quien argumenta que retirar los pélets desde el agua no es una medida efectiva. Sí que lo es cuando se trata de minimizar el impacto de los vertidos de petróleo y otras cargas que se puedan perder por el hundimiento de un barco, pero en el caso de las bolas de plástico, "hay varios motivos por los cuales la recuperación en el mar es improbable que sea efectiva". En los casos que se han dado hasta ahora, el informe dice que "la respuesta en el mar se ha iniciado en raras ocasiones, y cuando se ha hecho, no se ha mostrado efectiva", insiste.

Pero lo más curioso, es que incluso un consejero de la Xunta, el consejero responsable de Mar, Alfonso Villares, admitió en una carta que remitió el 4 de enero a los alcaldes para advertirles que había habido un vertido de pélets de plástico, que lo que defiende la Xunta no es factible: "A causa de sus características, no resulta posible la retirada de este residuo en el mar, ya que no se encuentra en la superficie, por lo cual estas tareas tienen que ser abordadas una vez que llegan a la costa". En esta carta, Villares recordaba que las competencias de la limpieza de las playas son municipales, y enviaba un formulario para que se anotaran los datos de los trabajos desarrollados para después poder reclamar el pago a la empresa armadora del barco. La empresa propietaria del barco es Polar 3 Ltd, con sede en Bermudas, un paraíso fiscal, aunque como dirección ofrece la de otra sociedad, Columbia Shipmanagement Ltd, con sede en Chipre y el propietario de la cual es el empresario alemán Heinrich Schoeller. Pero la responsabilidad por la caída en el mar de los contenedores es atribuida a la empresa de transporte Maersk.

La consejera de Medio Ambiente de la Xunta, Ángeles Vázquez, por su parte, ha pedido al gobierno español "que ejerzan sus competencias y lo hagan en el mar, que es en el mar donde se deben recuperar los sacos antes de que lleguen a tierra, porque cuando llegan al suelo, por lo general, los sacos se acaban rompiendo en contacto con las rocas y eso es lo que provoca que miles de partículas estén en nuestras costas". Una petición que ha tenido respuesta por parte de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. "Retirar los microplásticos en alta mar es como buscar una aguja en un pajar. No se puede peinar. Este incidente marca claramente las razones por las que debemos reducir el uso de plásticos en nuestra vida diaria."

La Xunta reaccionó tarde

Las disputas entre la Xunta y el Gobierno se han producido desde el primer momento. El 13 de diciembre se dio la primera observación de sacos de pélets y bolitas sueltas en la playa coruñesa de Ribeira. En los días sucesivos la marea llegó a otros puntos de la costa gallega y durante el mes de enero también se han visto en playas de Asturias, Cantabria y Euskadi. Los ayuntamientos de los municipios afectados asumieron inicialmente las tareas de limpieza en las playas con la ayuda de voluntarios. Hasta el 5 de enero no se activó el plan de contingencia de la Xunta por casos de contaminación marítima, en medio de una pelea política porque el gobierno de Alfonso Rueda justifica el retraso de casi un mes en el hecho de que no había tenido comunicación oficial hasta el día 3 de enero, cosa que el Gobierno niega.

¿Cómo funciona la respuesta ante la contaminación marítima?

El Sistema Nacional de Respuesta ante la contaminación marina establece una activación por fases en función de la gravedad de la incidencia, cosa que permite repartir las tareas entre las administraciones. Si los medios de los municipios no son suficientes o se ven afectados varios ayuntamientos, la previsión es activar el nivel siguiente, el 1, en qué ya intervienen los medios de la comunidad autónoma. La Xunta tomó la decisión de activar la emergencia de nivel 1, el 5 de enero, cuando hacía semanas que constaba la presencia de plásticos en un par de municipios. Cuatro días después, a pesar del rechazo inicial, accedió a elevar el nivel al 2, lo que permite pedir medios a los ministerios para las tareas de limpieza. La estrategia posterior de la Xunta era pedir que esta retirada de los pellets se hiciera desde el mar, lo que es una competencia únicamente estatal.

 


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