Tenía que volver a ejercer como juez, pero de momento no podrá ser. Santi Vidal fue notificado ayer de parte del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que, después de tres años habiendo sido privado de ejercer como magistrado por la redacción del proyecto de Constitución catalana, no podía volver a reanudar la carrera por la "falta de lealtad a las instituciones del Estado y a la Constitución".

Según ha apuntado el también exsenador en El món a RAC1, el Poder Judicial considera que vulnera el artículo 2 de la Constitución española, aquel que habla de la "indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles", pero ha querido dejar claro que, aunque no me sorprende la decisión, no me lo esperaba porque a pesar de sospechaba que no le pondrían las cosas fáciles, lo que pensaba es que lo enviarían a ejercer a otro territorio del Estado español que no fuera Catalunya.

Ahora bien. Lo que más le ha dolido no es que le pidan que "me vuelva el juez más españolista de la historia para volver a la carrera" —que también—, sino que al final "digan que en un futuro puedo volver a pedir un reingreso según mi comportamiento", hecho que le parece "humillando". Y es "humillante" porque, mientras la justicia está (visiblemente) totalmente politizada, "me sancionaron por lo que hacía a mi tiempo libre como ciudadano".

¿Exagerar en política?

Vidal ha querido dejar bien claro que cuando dijo que el Govern ya tiene todos vuestros datos fiscales, ilegalmente", "no engañé la población de Catalunya, exageré algunas cosas" y ha querido aclarar que "la Generalitat tenía competencias en una serie de impuestos, por lo tanto, tenía datos fiscales".

Ahora bien. El exjuez se ha mostrado comprensivo poniendo encima de la mesa que "entiendo y respeto que la gente nos envíe a hacer puñetas", pero justificándose al mismo tiempo subrayando que "no conseguir lo que queríamos forma parte de la complejidad del propio proceso".

Precisamente en este sentido, ha recordado que "el trabajo lo estábamos haciendo, pero es cierto que a partir de 2017 fallaron una serie de cosas, como el apoyo internacional" y ha reconocido que "sí que dimos la impresión a la ciudadanía que aquello podía ser menos complicado de lo que realmente era".

Guerra pacífica

Admitiendo que "cuando que dimos la impresión a la ciudadanía que aquello podía ser menos complicado de lo que realmente era", Vidal ha puesto de relieve que "eso es una guerra pacífica y hemos perdido la primera batalla" y se ha lamentado de que "la política ha entrado demasiado dentro de la justicia".

Justamente por eso, se ha mostrado entristecido con el comportamiento del magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena porque lo conoce personalmente y está "muy sorprendido" porque considera que "es mucho buen jurista, pero nunca le había visto redactar con este sesgo político e ideológico", motivo por el cual ha pedido "imparcialidad en la aplicación de la justicia" a los miembros de la judicatura.

Para acabar, y volviendo al mundo de la política, el exsenador se ha lamentado de que "una de las cosas que más me ha decepcionado de esta etapa como representante político es comprobar que los proyectos no se ajustan a los hechos" porque, ha explicado, "vi que decíamos cosas y no hacíamos lo que decíamos".