El proceso de renovación al cual se enfrenta Ciutadans, acelerado después desaparecer del Parlamento de Andalucía, una autonomía que vicepresidencia, será profundo. Así lo ha avanzado Inés Arrimadas, que podría abandonar si así se lo piden las bases la presidencia del partido. Este no solo estará marcado pero por su irrelevancia política a cada vez más territorios del Estado, sino que también se tendrán que plantear como detener una sangría de militantes que abandonan, uno tras el otro, el partido, desencantados con el liderazgo de la catalana.

Solo durante el 2021, año en qué perdieron la vicepresidencia de la Comunidad de Madrid después de que Isabel Díaz Ayuso avanzara elecciones y se deshiciera del naranja Ignacio Aguado, en quien no confiaba nada, pero todavía conservaban la de Andalucía y Castilla y León, el partido perdió un 30% de los afiliados, según informa El Confidencial, muy por debajo de sus previsiones anuales. Concretamente, esperaban acabar el año con 18.000 inscritos, pero solo tenían 12.300. A estas alturas, esta cifra todavía es mucho más baja.

Cs: De 34.000 a 12.000 afiliados

Según el informe sobre las cuentas anuales correspondientes al ejercicio pasado, en el cual ha tenido acceso El Confidencial y que aprobaron los miembros del Consejo General del partido, donde se recoge que los de Arrimadas ingresó menos de 1,5 millones de euros procedentes de los 10 euros mensuales que pagan los afiliados. Esta cifra contrasta con los 2,1 millones del 2020, cuando Albert Rivera ya había abandonado el partido después de la derrota de las elecciones generales y ya empezaba el declive del partido. Eso son más de 600.000 euros menos en tan solo un año. El contraste todavía era resulta más impactando si se compara con el 2019, cuándo ingresaron 3,1, con 26.000 militantes. Después de las elecciones del 28 de abril, cuando parecía que Rivera se podía convertir con el vicepresidente de Pedro Sánchez, pero acabó con una repetición electoral, la formación llegó a su pico de inscritos, con 34.000.

En Ciudadanos se rascan los bolsillos

Todo provoca que los naranjas hayan tenido que empezar su etapa de recortes y se rascan los bolsillos. Para recortar gastos, su primera acción fue, en enero de este año, empezar a cerrar progresivamente la mayoría de sedes locales y provinciales, en las que implantarán un sistema telemático para las reuniones con los que ya se han familiarizado durante la pandemia. De hecho, en Cs se prevé mantener solo las sedes regionales, es decir, la de las capitales de las autonomías. En las ciudades donde gobiernan tampoco las cerrarán.