Hay un refrán que dice: dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición. El sorpasso que gesta Podemos, blindando la izquierda bajo una misma lista, no es el único problema a que se enfrentará el PSOE el 26-J, tras quedar anclado en el centro. El pacto de El Abrazo con Ciudadanos, que sirvió a Ferraz para dominar el relato en la legislatura, ha acabado perjudicando a los primeros. Según los sondeos, los socialistas sufren una huida de voto hacia C's, ya que los votantes observan menos diferencias entre ellos ahora, que antes de los comicios del 20 de diciembre. Así, a las puertas de la repetición electoral, los de Pedro Sánchez se desmarcarán de los de Albert Rivera, en un pacto tácito de no agresión, que le permita escorar al Partido Popular (PP) y Podemos en los extremos, y liderar la base del centro.

No agresión

En política, los silencios son importantes. En la última rueda de prensa que el presidente de la formación naranja hizo en el Congreso de los Diputados, cargó contra el PP y Podemos por el fracaso de la legislatura. "Esto no va de repartir culpas", dijo Rivera, contradiciéndose con un discurso posterior que consistió en repartir, efectivamente, las culpas. "Al señor Rajoy y al señor Iglesias" les atribuyó la máxima de "cuanto peor, mejor", es decir, de no querer ceder para formar pactos. Pero preguntado por si los socialistas tenían que hacer autocrítica, Rivera desvió sutilmente la respuesta. Es decir, una no respuesta.

El pacto, tácito o acordado, de no agresión entre la formación naranja y Ferraz empieza a ser evidente en la precampaña: evitan criticar el otro, dirigiendo las acusaciones hacia "el inmovilismo" del PP, "la pereza" de Rajoy, y el "bloqueo" de los "populismos" de Podemos. El PSOE hace días practica este mantra. La "vetusta izquierda comunista obsesionada con el sorpasso" son las palabras que dedica a los de Pablo Iglesias. Lo reiteró el secretario general del PSOE, quien indicó este domingo en la Fiesta de la Rosa del partido que Podemos y PP eran "una pareja de hecho", responsables del fracaso de la legislatura. Cuanto más los radicaliza y asimila, más votos irán hacia él o su exsocio, de los indecisos de centro y centro-izquierda.

Tendrían que perder, en caso de deshacer El Abrazo con virulencia. La formación naranja crece a costa de los que habían sido sus compañeros de viaje. C's ya no es vista sólo como derecha joven, como le decían algunos, después  de que el 20-D C's era una formación que recibió el 70% de voto de antiguos jóvenes del PP. En este escenario, lucharán por mantener a aquellos jóvenes que les prestaron el voto, pero también, por solidificar los nuevos apoyos.

Los socialistas podrían caer en el descrédito de enfrentarse a C's. En la anterior campaña, el PSOE cargó duramente contra ellos: “Las nuevas generaciones del PP”, o “el PP con 20 años menos” fueron palabras Sánchez sobre Rivera, que más tarde le fueron reprochadas. Ahora sería impensable emplear estos eslóganes sin caer en la hipocresía, intentar poner fácil otro acuerdo post-electoral: Sánchez explicó que volvería a buscar el apoyo de "las fuerzas del cambio" pasado el 26-J. Aquí podría volver a estar C's.

Y para los dos, sería perjudicial enfrentarse, porque en España tradicionalmente las elecciones se han ganado acercándose al centro, donde solía estar el mayor grueso de votantes. Lo ilustró el expresidente del PP, José María Aznar, con su famoso "viaje hacia el centro", y lo intentó Podemos, en los comicios del 20-D, con la "máquina de guerra electoral". 

Pedro Sánchez y Albert Rivera / EFE

Ese camino lo tienen ya recorrido, sin embargo. Después de la investidura fallida, a de mediados de marzo, el advenimiento de unas nuevas elecciones era evidente y PSOE y C's emprendieron un periplo por varios grupos de la sociedad civil, que algunos consideraron la precampaña encubierta. La idea era presentar su acuerdo, y "mejorarlo" con las recomendaciones recibidas. Tal fue la conjunción, que algunas voces insinuaron que podrían presentarse en coalición a los nuevos comicios, con el mismo documento. Ellos mantuvieron la incógnita hasta el final.

Pero entre los socialistas, las voces de alerta empezaron a hacerse evidentes hace muchos días sobre esta entrega sin enmiendas. El temor que los ciudadanos puedan no diferenciar C's del PSOE ya había sido advertido por el vasco Odón Elorza, quien había dirigido a su partido que dedicara los esfuerzos a "desmarcarse" de los antiguos socios. El aragonés Javier Lambán pidió que se diera por cerrado, y Meritxell Batet indicó que ahora en precampaña, estaba sepultado, y también lo aparcaron los de Rivera hace unos días.

Cómo ensanchar y liderar el centro sin hacerse daño, podría ser la clave para el PSOE, después de observar que C's los adelanta, dejando en evidencia sus puntos débiles. 

"Proyecto para España" 2.0

Cualitativamente, a los socialistas también les ha ido bien la experiencia de El Abrazo: ya Rivera en su momento indicó que el 70% de las medidas eran suyas, como el bloque de regeneración o cuestiones económicas, mientras que en Ferraz se defendieron que ambos habían hecho cesiones. El PSOE ha observado ciertas carencias en su programa y discurso, que no han dudado a resolver copiando ciertos elementos de los emergentes.

El PSOE se quiere a apropiar del "proyecto para España", que había sido la consigna de Ciudadanos en la anterior contienda electoral. Lo insinuó su secretario de organización, César Luena: el PSOE buscará llenar de contenido la consigna del "gobierno de cambio" de los últimos meses, que no solamente pasa ya por "derogar las políticas del PP y echar a Mariano Rajoy", como lo habían criticado sus opositores populares por "poco constructiva".

Ahora, por si no se ha entendido en qué consiste la marca de la casa, se apelará a un partido "con 137 años de historia", al líder "responsable", y al programa de la formación, que caracterizan el socialismo para que se entienda qué quería Sánchez y en el que llevan ventaja al resto, y también a Ciudadanos. De hecho, Antonio Hernando, aseguró que a Sánchez "nadie lo gana a nueva política" y que ellos ya habían gobernado, como elementos que les caracterizan.

Tampoco han salido tan malparados de la experiencia simbiótica de los últimos meses. Sánchez consiguió presentarse como líder centrista, que pactaba "a izquierda y a derecha", que casualmente, es el mismo mantra que lanzaba en la campaña de diciembre, Albert Rivera, y que dio razón de ser a la formación naranja, en sus intentos de ser bisagra de gobierno. La persecución de un sólo centro podría apuntar maneras de cara a los futuros escenarios políticos en el Estado. 

Ahora, para el 26-J, el PSOE tendrá que disputar a C's el liderazgo de “El Gran Centro”, donde los dos se encuentran anclados, después de los intentos de Podemos de blindar la izquierda, y los esfuerzos del PP de desmarcarse de C's y Rivera, en un pacto de no agresión conjunto, que les permita sobrevivir, a la vez que enfrentarse con cautela.