El presidente en funciones del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, se han encontrado este mediodía en la Moncloa para explorar vías de acuerdo que permitan la investidura del popular. Este ha sido el primer contacto que ha tenido Rajoy tras las elecciones generales que, a pesar de otorgarle la victoria con 123 diputados, le impiden formar gobierno sin, al menos, lograr la abstención de los socialistas. Y Sánchez le ha dicho que no.

La reunión, que ha durado menos de 40 minutos, ha sido tensa, según ha explicado el propio popular. En una rueda de prensa desde la sede central del PSOE, en la calle Ferraz, el candidato socialista a la reelección ha asegurado que "no apoyaremos la continuidad de Mariano Rajoy", añadiendo que hacerlo no sería "cumplir con el mandato los ciudadanos ".

Toca esperar

El escenario se presenta complicado para el PP que, internamente, ya admite que intentar investir a Rajoy será un calvario. Aunque el no contundente del PSOE, el vicesecretario de Organización de los populares, Fernando Martínez Maillo, se ha mostrado prudente afirmando que "estamos al comienzo del proceso", y ha evitado descartar que finalmente se produzca el esperado apoyo socialista.

 

Por ahora, la intención de Pedro Sánchez es mantenerse al margen de todo y dejar que la primera fuerza "intente formar gobierno". En este sentido, Sánchez ha recalcado que "si el PP lo consigue, podrá contar con el PSOE para los grandes asuntos de Estado". Una posibilidad que pinta muy remota, teniendo en cuenta que los de Rajoy deberían obtener obligatoriamente el apoyo o la abstención de los independentistas catalanes y la del partido de Albert Rivera.

Puertas abiertas

"No quiero que haya elecciones", ha revelado el socialista, afirmando que su planteamiento es que se pueda constituir un gobierno "de cambio". "Unas nuevas elecciones es la última de las opciones", ha reiterado Sánchez.

 

Así, de manera sutil, el PSOE ha abierto la puerta a un acuerdo de gobierno con otras formaciones, advirtiendo, sin embargo, que no aceptará a quienes tracen líneas rojas, en referencia a la exigencia de Podemos de un referéndum en Catalunya. Con una serie de medidas imprescindibles en la mano, Sánchez ha subrayado que "ahora toca un cambio de progreso presidido por el diálogo que en los últimos años ha saltado por culpa del PP".

Aventuras alternativas

Dentro de la formación hay una presión intensísima para que la alternativa no sea, ni en broma, intentar formar gobierno con el apoyo de Podemos y los nacionalistas catalanes. Barones socialistas como el extremeño Guillermo Fernández Vara, o el de Castilla-La Mancha Emiliano García-Page, alertaron el lunes que no hay margen de entendimiento con quien "defienda la autodeterminación de los pueblos de España".

 

Y hoy, al igual que la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, que advirtió ayer que "no se jugará con la unidad de España", el líder del PSOE ha remarcado que "no permitiré que se trocee la unidad nacional" .

Demandas aparte

Si algo tienen claro los socialistas es que quieren la presidencia del Congreso. Para el líder del PSOE, Pedro Sánchez, "sería razonable que esta función se atribuyera a una persona de la segunda fuerza política". De esta manera han descartado que pueda convertirse en una cuestión de negociación, como había apuntado ayer El País.

 

El vicesecretario de Organización del PP le ha reprochado este posicionamiento. "Lo más importante ahora es la gobernabilidad de este país", ha exclamado en la rueda de prensa Fernández Maillo, aunque se ha mostrado dispuesto "a hablar de todo".