Òmnium Cultural ha presentado una propuesta para este Sant Jordi que remueve el concepto de la fiesta: quiere convertir la rosa roja —la tradicional— en amarilla, con el objetivo de visibilizar el rechazo de la sociedad catalana al encarcelamiento de activistas y políticos independentistas. De esta manera, por primera vez, el independentismo convertirá la Diada en una jornada de reivindicación política, siguiendo el rastro de la manifestación convocada para el próximo 11 de marzo en el centro de Barcelona.

La fecha escogida, el 23 de abril, no es un hecho aislado: la iniciativa pretende ser un homenaje especial al presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, y el expresidente de la ANC y candidato a la presidencia de la Generalitat, Jordi Sànchez, coincidiendo con el día de su santo, Sant Jordi.

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Òmnium Cultural

Òmnium quiere incentivar las rosas amarillas en el próximo Sant Jordi cuando tradicionalmente se han regalado rosas rojas -mayormente-. El independentismo ha hecho del amarillo su color distintivo. Los lazos amarillos -el elemento más característico- comenzaron a visualizarse el pasado 16 de octubre, con el encarcelamiento preventivo de Sánchez y Cuixart por parte de la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela.

La campaña de momento ha sido impulsada por Òmnium Cultural, que está definiendo todavía cuál será el despliegue. Desde la Assemblea Nacional Catalana rechazan posicionarse aún sobre el Sant Jordi amarillo, a la espera de determinar cuál logística implicará la iniciativa.

El mercado de la rosa, en alerta

Y es que la propuesta de Òmnium Cultural ha despertado la preocupación del mercado de la rosa a Catalunya. Productores y floristas alertan de que el mercado catalán no puede asumir una demanda de rosas amarillas, una tipología que prácticamente no se produce en Catalunya.

Rosa amarilla / Pixabay

Pixabay

El 95% de las rosas que se ponen en venta por Sant Jordi son rojas y el 5% restante se divide en otros colores, el blanco o el rosa principalmente. "La producción de rosa amarilla es insignificante", sostienen desde el Mercat de la Flor y la Planta Ornamental de Catalunya, en Vilassar de Mar (el Maresme), el principal centro productor de rosas del país. Desde el Mercat señalan que están preparando la festividad con la misma previsión que todos los años. "Los productores del Maresme trabajamos con la rosa roja y ahora es imposible plantear ahora un cambio así", explican los productores a El Nacional.

Desde el Mercat, consideran que la decisión perjudica el sector, que ya es minoritario en términos globales: sólo entre medio millón y un millón de un total de siete millones de rosas vendidas por Sant Jordi son producidas en Catalunya; el resto provienen de países como el Ecuador, Colombia y los Países Bajos.

El presidente del Gremi de Floristes de Catalunya, Joan Guillén, califica la propuesta de "inalcanzable". "No hay una respuesta posible", expone en coincidencia con los productores. De hecho, va incluso más allá y asegura que ni tan solo tiene claro si la importación de rosas amarillas podría suplir la demanda de una campaña de estas características.

Ante una posible afectación del mercado catalán, pide a Òmnium que la campaña "se matice" ante un posible perjuicio en el mercado catalán. "Se tiene que explicar que no es uno sustitución de la rosa roja por la amarilla, si no que una opción complementa la otra", señala en declaraciones a este periódico.

Este viernes, está convocada una reunión entre Òmnium Cultural y los productores y distribuidores para abordar el debate surgido sobre la campaña y definir cuáles serán los términos y la logística de la iniciativa. Todo con el objetivo que la iniciativa tenga el visto bueno de las partes implicadas.

El escritor Màrius Serra ha animado a regalar rosas amarillas este Sant Jordi desde su cuenta de Twitter:

Òmnium se defiende

A raíz de la polémica, Òmnium Cultural ha publicado un comunicado conjunto con el el Gremio de Floristas de Catalunya asegurando que la campaña "no afecta ni perjudica en ningún caso la producción ni el mercado de rosas rojas en Catalunya". Argumentan que "no se trata de una campaña excluyente", sino que lo que se quiere es que los ciudadanos regalen la rosa roja y, además, la rosa amarilla.

También aseguran que la diada de Sant Jordi supone "un pico extraordinario en la venta de rosas" y que, para cubrir este exceso de demanda, "buena parte de las flores vendidas son de importación". Citan datos del 2017 según los cuales sólo el 10% de la rosa roja vendida era de producción catalana.

La entidad dice que tiene el objetivo de "no perjudicar al pequeño productor de flor de Catalunya ni los floristas catalanes" y, por lo tanto, está haciendo la campaña en contacto permanente con el Gremio de Floristas, los mayoristas del Mercado de la Flor de Vilassar y Mercabarna.