Casi cuatro meses después de su caída en desgracia, Albert Rivera ha reaparecido este lunes en Madrid. Ha estado en una rueda de prensa inédita, donde ha anunciado su fichaje como presidente ejecutivo del despacho de abogados Martínez-Echevarría y donde ha hablado, evidentemente, de política. Pero lo ha hecho sin ningún tipo de autocrítica de sus errores, considerando que Ciudadanos ha sido siempre un partido "moderado". Tampoco se ha pronunciado mucho sobre el futuro de la formación, aunque entre líneas ha bendecido Inés Arrimadas como sucesora. El congreso de sucesión al partido se celebra en dos semanas.

El expresidente de Ciudadanos, que abandonó la política al día siguiente de la debacle electoral del partido, ha dejado claro que no contempla su retorno a la política activa, sino que es un "simple militante". También ha evitado pronunciarse sobre las primarias de su formación, en las que votará, porque no quiere ser "una jarrón chino" ni alguien que "tutela" como le intentaron hacer a él. Sin embargo, ha dejado entrever que su voto es "un secreto a voces". De hecho, Inés Arrimadas se enfrentará con quien fue el principal crítico de Rivera durante los últimos meses, Francisco Igea.

Lejos de la autocrítica, el excandidato a la presidencia del Gobierno ha reivindicado sus planteamientos, que considera moderados y liberales: "España es mejor con posiciones moderadas que con posicionas extremas, y por eso es necesario un proyecto como Ciudadanos". Preguntado por sus errores, se ha limitado a decir que "no hay nadie que no se equivoque" y que "la gracia es determinar cuál fue el error y cuál fue el acierto".

También ha sido preguntado por el vocal de la Junta Electoral Central, el catedrático Andrés Betancor, que estuvo a sueldo del partido mientras él era el presidente. Y se ha despachado: "Lo que es legal es legal. Estamos en un asunto absolutamente legal que otros partidos políticos hacen de la misma manera".