Dice El País en portada que "Ciudadanos rompe la estrategia del PP que bloquea el presupuesto". Lo confirma ABC en su primera, a su estilo: "Rivera deja tirado al PP". El presidente de Cs ha pasado de pedir elecciones un día sí y otro también a abrir la puerta a que Pedro Sánchez agote la legislatura. Ningún diario le reprocha el oportunisme o la incoherencia.
El diario monárquico está pero que muy cabreado con el presidente de Cs. Su portada tiene un tono de cabreo sordo, como diría un castizo. Se queda a un paso de llamar a Rivera cómplice de golpistas, amigo de chavistas y compañero de viaje del gobierno incompetente de Pedro Sánchez. Lo que en el fondo fastidia a ABC –que no lo esconde ni un ápice– es que ahora el PP de Pablo Casado se queda más solo que la una, colgado de su retórica destructiva de gasolina y dinamita, con las manos vacías de proyecto y la espalda descubierta.
A los otros dos diarios antigubernamentales, la maniobra de Cs para diferenciarse del PP parece que les pilla con el paso cambiado. El Mundo lo arrincona en un recorte de la columna de salida (al lado de una magnífica foto de la canciller Angela Merkel, que abandona la presidencia de su partido). Prefiere esconder la cabeza bajo el ala, fabricando un juicio de intenciones, al transformar una declaración anodina del conseller Bargalló en un llamamiento a la "delación" de las escuelas que no respeten la inmersión. Quiere dar una coz al Govern en el culo del Departament d'Ensenyament con un tema que no falla nunca –la supuesta castellanofobia en Catalunya–, aunque parece un titular fabricado para ver si evita que salga humo por la chimenea de la grieta entre los dos partidos de la derecha.
La Razón también parece desconcertado y coloca la cosa al fondo de la portada. Lo valora como ABC, pero sin ponerse como un basilisco: "Rivera deja solo a Casado", como si el líder de Cs tuviera la obligación esencial de seguir al PP a toda costa. Su cortina de humo, en este caso, es un diálogo inventado entre "el gobierno [español]" y "la Iglesia [católica]" donde el primero es zascado por la segunda. Más falso que un euro de madera.
Este lunes, un notable editorial de El País ("Ambiente tóxico") criticaba "la crispación" que envenena el debate político. "La descalificación sumaria, la performance grosera, el uso sistemático de la hipérbole, la simplificación hasta el absurdo de los argumentos o el vaciamiento del sentido de las palabras buscando simplemente la excitación de las emociones, no solo dañan la calidad del debate público y la dinámica institucional, sino que tienen un efecto tóxico sobre la ciudadanía", dice la pieza. Habla de Pablo Casado y del PP. Estas mismas frases pueden aplicarse al lenguaje que utiliza su competencia impresa madrileña –y a ellos mismos, no pocas veces, también.
Entretanto, en Alemania...
...el diario conservador Die Welt, el liberal Frankfurter Allgemeine Zeitung y el progresista Süddeutsche Zeitung despiden a la canciller Angela Merkel:
