La fiesta ha sido privada, en la war room de la planta superior y sin militancia. La plana mayor de los socialistas catalanes han arrancado la noche con la prudencia de un partido que viene de muchos años de penurias y escarmientos. A lo largo de la semana de campaña, la angustia era palpable, por la incertidumbre generalizada del escenario electoral, con las consecuencias de la sentencia todavía palpables. Finalmente, sin embargo, las encuestas se han confirmado y el PSC se ha consolidado como la primera fuerza no independentista en Catalunya.

El resultado ha sido calcado al del pasado abril, 12 escaños. Esta vez, sin embargo, recortando distancia con el partido ganador, Esquerra Republicana, que sólo ha obtenido un diputado y unos cuantos millares de votos más. En relación al 28-A han perdido a un 2% de electores, exactamente el mismo porcentaje que los republicanos, aunque entre ambos crece la distancia de 57.000 a 75.000 votos. Además, a pesar de que a lo largo de la noche ha estado en riesgo, finalmente han conseguido conservar la victoria en la provincia de Barcelona. 

La satisfacción en la sede del PSC se explica por dos factores principales, uno de puertas adentro, el otro con el ojo puesto en las elecciones en el Parlamento.

Un ojo puesto en las catalanas

En clave interna supone una demostración de fuerza ante el PSOE, y es que mientras a escala estatal los socialistas pinchan —a pesar de ganar las elecciones— en Catalunya consiguen aguantar el tipo. Y en clave catalana, el hundimiento de Ciudadanos este 10-N catapulta a los de Miquel Iceta como el partido de referencia entre los no independentistas. De hecho, los socialistas han conseguido más escaños sólo en Catalunya —12—, que Albert Rivera y compañía por toda España —10.

Esta lectura es determinante, ya que hace unos meses que el PSC ha diseñado una hoja de ruta encaminada a reconquistar a la Generalitat de Catalunya. De hecho, la campaña se ha diseñado para aprovechar el escaparate para vender a Miquel Iceta como el presidenciable para las elecciones catalanas. Ahora, se sienten más fuertes para reclamar con más fuerza al presidente Torra que ponga las urnas.

El PSC ha afrontado la campaña electoral con un hándicap importante, la ausencia de su candidata Meritxell Batet, que por prescripción médica ha tenido que guardar reposo. La también presidenta del Congreso se ha desplazado hasta la sede del PSC esta noche, pero no será quien haga las valoraciones correspondientes, porque todavía está débil. Teniendo en cuenta las circunstancias, los socialistas se dan por más que satisfechos.