El proyecto de un nuevo modelo competencial es todavía una cuestión latente en el catalanismo político. A través de un curso celebrado en la Universitat Catalana d'Estiu (UCE), el coordinador general de la Diputación de Barcelona, Xavier Forcadell, ha planteado reducir los niveles administrativos en una futura república catalana. Forcadell considera que antes de proclamar la independencia hará falta un debate profundo que tenga en cuenta el eje territorial, el régimen jurídico y el tipo de financiación.

Actualmente, la organización territorial en Catalunya se divide en 948 municipios, 500 de los cuales no llegan a 1.000 habitantes, 4 diputaciones provinciales y 42 consejos comarcales. Además, conviven otras dimensiones administrativas como son las veguerías o las áreas metropolitanas. Cómo ha apuntado Forcadell, existe un fenómeno paradójico entre la población y el territorio, y es que los pueblos más pequeños ocupan más extensión en cuanto a término municipal. En este sentido, Forcadell ha sondeado la posibilidad de fusionar pueblos en un Estado propio.

Este choque burocrático propicia dificultades de encaje territorial y repercute en la financiación. Según Forcadell, el principio de subsidiariedad, por el cual las competencias se ejercen según la mayor proximidad al ciudadano, es esencial para evitar situaciones como la de la ley de urbanismo, en la cual no se distingue el ente municipal a la hora de aplicar la normativa mientras que la capacidad administrativa de cada uno es bien diferente.

De cara al futuro más inmediato, aparte de la constitución de un nuevo Estado independiente, Forcadell contempla otros dos escenarios para gestionar la compleja realidad de la organización territorial. El primero es el fortalecimiento de un Estado español que aplique medidas centralistas. En cambio, el segundo es una vía federal dotada de un acuerdo asimétrico y singular.