La campaña por las elecciones del domingo en Catalunya empezó ciertamente amuermada, con una cierta sensación de déjà vu que sólo se animó cuando se evidenció que los socios españoles d'En Comú Podem no tenían muy en cuenta el Corredor Mediterráneo y que del referéndum catalán se podía hacer de más y de menos.

Con todo, el último tramo se ha animado de golpe con la aparición de las grabaciones de las conversaciones entre el ministro Jorge Fernández Díaz y el jefe de Antifrau, Daniel de Alfonso. El tramo final se ha visto sacudido por la conspiración contra el soberanismo urdida en el despacho ministerial.

ECP: Chocando contra las líneas rojas

"Ha sido una campaña muy dura". Este es el comentario que se ha sentido con frecuencia en el equipo d'En Comú Podem. La estrategia de erigirse como la fuerza útil soberanista se vio torpedeada los primeros días por los ataques de ERC y CDC en dos líneas que consideraban superadas: la defensa del referéndum (al fin y al cabo no habían hecho gobierno, y todos los líderes aseguraban que era por culpa de la agenda catalana) y el corredor del Mediterráneo. Estas demandas primordiales de la sociedad catalana quedaban en entredicho en el programa de Unidos Podemos, pero también en las declaraciones públicas de sus dirigentes.

Con todo, la conspiración del ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, con el director de la Oficina Antifrau, Daniel de Alfonso, para fabricar casos de corrupción en el independentismo, les ha servido para hacer volver a reavivar su mensaje central: la necesidad de echar al PP. Así, los comunes se han podido presentar como los garantes para expulsar las alcantarillas del Estado, los únicos capaces de garantizar que ataques a la democracia tan flagrantes como éstos no vuelvan a suceder. Sin embargo, no hay que remover mucho la hemeroteca para ver cómo algunas de las personas vinculadas a la confluencia aprovecharon las informaciones para atacar a CDC y al procés. Precisamente aquello que buscaban De Alfonso y Fernández Díaz.

ERC: Desmontando las mentiras piadosas

Esquerra Republicana empezó la campaña con un objetivo muy claro: desmontar la "mentira piadosa" del referéndum d'En Comú Podem. Y eso es lo que han hecho durante estos 15 días, donde los republicanos reconocen que han ido de menos a más. En general, el balance que hacen desde el partido es positivo, sobre todo porque han colocado su mensaje y polémicas como el Corredor Mediterráneo y las líneas rojas que Pablo Iglesias se ha dejado por el camino.

Y sin duda, el caso del ministro Jorge Fernández Díaz también los ha fortalecido, teniendo en cuenta que ERC es uno de los partidos en contra del cual se querían fabricar escándalos. Los republicanos lo han aprovechado estos últimos días de campaña y reconocen que puede movilizar parte del voto independentista que el 20-D se quedó en casa. Y otra de sus estrategias ha sido precisamente no entrar en el juego de CDC, que ha cargado duramente contra ellos durante prácticamente toda la campaña electoral.

CDC: Una campaña extraña

Para Convergència la del 26-J ha sido una campaña extraña. Lo admitía esta misma noche el candidato Francesc Homs. La carrera electoral comenzó con dificultades para la candidatura que encabeza Homs y a la que las encuestas auguraban un panorama complicado.

La primera dificultad era encontrar un espacio en un debate circunscrito al escenario español y a las dificultades aritméticas para formar Gobierno. En este sentido, el president Carles Puigdemont se ha convertido durante buena parte de la campaña en uno de los principales triunfos. El president ha protagonizado el grueso de los mítines, tanto si estaba como si no.

Sin embargo, la filtración de las grabaciones que ponían al descubierto las conversaciones entre el ministro Fernández Díaz y el director de la oficina Antifrau ha hecho saltar por los aires la campaña electoral y de manera muy importante la de CDC, dado que las grabaciones ponían al descubierto los ataques que ha sufrido esta formación por parte del aparato del Estado. Y éste ha sido el eje de los últimos días de campaña, hasta el cierre en el que el expresident Artur Mas, uno de los principales objetivos de esta guerra sucia, ha apelado a apoyar a las formaciones que defienden las convicciones ante ataques feroces.

PP: La pesadilla de las grabaciones

La filtración de la conversación entre el ministro del Interior en funciones y candidato del PP por Barcelona, Jorge Fernández Díaz, y el director de la Oficina Antifrau de Catalunya, Daniel de Alfonso, han irrumpido en una campaña electoral que el PP había planteado como tranquila. A raíz del primer capítulo de las filtraciones, el candidato ha sido el eje del tramo final de la campaña y ha mostrado su perfil más agresivo. Lejos de aflojar ante las peticiones de dimisión, el ministro en funciones ha denunciado ser víctima de una conspiración para perjudicar su candidatura y el partido.

Si bien el equipo de campaña había diseñado actos de pequeño formato y, sobre todo, con personas mayores -el principal votante del PP-, desde el pasado martes las comparecencias de Fernández Díaz han sido breves atenciones a la prensa y algún mitin en territorio amigo, como Badalona. En estos últimos días, también se ha intensificado la presencia del coordinador del partido en Catalunya, Xavier Garcia Albiol, que ha acompañado a menudo al candidato para escenificar su apoyo. El lema estatal de la campaña del PP, "A favor", y los ataques a Ciudadanos -a quienes el PP ha identificado también en Catalunya como su rival-, han quedado desplazados por el escándalo de las conversaciones en las que Fernández y De Alfonso habrían conspirado para ensuciar la imagen de los partidos independentistas.

PSC: Encerrados en la propia sede

El PSC ha hecho una de sus campañas más conservadoras y próxima al PSOE. Meritxell Batet, una candidata encorsetada, ha llevado a cabo actos, muchos de ellos en la propia sede del partido, con el único objetivo de no levantar polémica ni salir del guion que los directores de campaña le han establecido.

Sin marcar un perfil propio más allá de Pedro Sánchez, el partido se ha negado repetidamente a entrar en la actualidad del día a día de campaña. Aparte de las previsibles críticas a PP y Podemos y una defensa en bucle de la reforma de la Constitución, Batet se ha limitado a leer el programa electoral en la mayoría de los mítines. El partido ha conseguido pasar desapercibido durante las dos semanas preelectorales. Esta estrategia se ha basado en la seguridad de saber que así no ganaría votos nuevos pero tampoco perdería la fidelidad de los del 20-D.

C's: Doble lenguaje

"Un presidente catalán para cambiar España". Con este lema -diferente del de la campaña catalana española- Ciutadans planteó una campaña para corregir algunos de los errores que provocaron que el resultado del 20-D en Catalunya no fuera tan bueno como esperaban.

En esta campaña, el candidato por Barcelona, Joan Carles Girauta, ha estado mucho más presente. También ha ganado visibilidad el número dos de la candidatura, el economista Toni Roldán, y la líder del partido en Catalunya, Inés Arrimadas. El tridente ha hecho más kilómetros y la candidatura se ha beneficiado de los meses de rodaje de Girauta i Roldán durante la efímera legislatura en el Congreso. La regeneración, la defensa de la unidad de España y hacer que Catalunya vuelva a liderar las grandes reformas que necesita el Estado han sido los mantra de esta campaña. El equipo hace un balance positivo. A la espera de los resultados, están satisfechos después de una versión cero (la campaña del 20-D) que necesitaba mejorar.

Información elaborada por Josep Prat, Marta Alcolea, Marta Lasalas, Maria Macià y Ainhoa Sorrosal