La comisión bilateral Estado-Generalitat que se celebró el miércoles se cerró con pocos acuerdos, aparte de la ampliación del aeropuerto. Entre ellos, estaba la creación de mesas técnicas para seguir avanzando para conseguir el traspaso de las 56 competencias que el Govern reclama. Uno de estos grupos de trabajo tiene que servir para estudiar la transferencia de la formación sanitaria y esta idea ha generado "desconcierto", "preocupación" y "rechazo" entre los médicos y los residentes de todo el Estado, según recoge el diario El Mundo.

Estos creen que en las negociaciones aparecerá la cesión del examen anual MIR, hecho que, según los colegios de médicos, supondrá "un empeoramiento de la calidad" de lo que es considerado uno de los grandes éxitos de la sanidad española. El MIR es la prueba que tienen que superar los profesionales para acceder a una plaza de médico especialista en formación en el Sistema Nacional de Salud.

Pactado por Sánchez-Iglesias

"Transferir el MIR a Catalunya es perjudicial. Aquello que funciona bien no se tendría que cambiar", apunta Domingo Sánchez, miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos. Sánchez considera que esta decisión "destruye un pilar básico del sistema de salud y acaba con los principios de equidad, igualdad de oportunidades, mérito y capacidad," según el diario español.

Esta no es una problemática nueva. Los colectivos sanitarios ya se preocuparon a finales del 2019, cuando en el acuerdo del gobierno de coalición, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firmaron el traspaso a la Generalitat de algunas competencias recogidas en el Estatut, entre ellas la "formación sanitaria especializada". También estaba la gestión de las becas, que se aprobó el otro día "sin concreción", según la consellera Gemma Geis, y que se espera que entre en vigor el curso 2022-23.

El MIR es de las pocas competencias que todavía pertenecen al Ministerio de Sanidad, ya que la mayoría están transferidas a las autonomías. Se supone que es así para garantizar que la convocatoria sea a prueba única y de carácter nacional. Es decir, se celebra por todo el Estado el mismo día y se plantea el mismo examen para que los aspirantes pueden acceder a una plaza en cualquier punto de España.

El factor de la lengua

Pasar a hacer un examen diferente en Catalunya "no sería positivo, porque limitaría mucho las posibilidades de los residentes", ha advertido a Enrique Cuñat, el presidente de la Asociación MIR España. Entre los problemas que eso supondría, asegura este residente en el hospital Doctor Peset de Valencia, está el de la lengua: "Harían otro examen y lo pueden poner en catalán. Si el idioma es un requisito, los catalanes podrían ocupar plazas en el resto del Estado, pero no al contrario", denuncia.

Motivos políticos

La cesión, según denuncian algunos médicos, sería el primer paso para que "en unos años haya 17 exámenes diferentes", cada comunidad con el suyo. Así lo considera Juan Simó, médico de familia en Pamplona. Según apunta: "tal vez lo único que quieren es tener competencias. Pero pensando mal, quizás buscan tener su propio examen por una cuestión política". Además, supondría, una "pérdida de objetividad e imparcialidad en el proceso", según el médico, que abrirá la puerta a los chanchullos, como la filtración de preguntas.

Según se acordó en la bilateral, la negociación de este traspaso empezará en octubre.