La CUP ha dicho que no. Los anticapitalistas barceloneses han anunciado que votarán negativamente a los presupuestos para el 2016 que el ejecutivo de Ada Colau ya tiene cerrados con ERC y prácticamente con el PSC. Los tres concejales de la CUP eran imprescindibles para que en el plenario que se celebrará este lunes se superen los votos contrarios de CiU, PP y Ciutadans.

A Colau le servía una abstención. Pero para los cuperos no tiene sentido aprobar unas cuentas que consideran que son una simple “ampliación” de los del año pasado, que sacó adelante CiU con el apoyo de los republicanos. En una rueda de prensa desde la calle Casp, han asegurado que “ahora mismo están en la línea de lo que queríamos dejar atrás, y no en una política de cambio”.

Los teléfonos deben estar descolgándose desde la plaza Sant Jaume. El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, ha convocado inmediatamente después del anuncio una rueda de prensa en el Ayuntamiento. El posicionamiento, decidido ayer en la reunión de las trece asambleas locales de la CUP en Barcelona, fue unánime, y por la contundencia expresada, parece que no hay margen para un cambio de cara al lunes.

Negociaciones

La última semana ha sido frenética. Desde que el fin de semana pasado la asamblea general de los anticapitalistas en la ciudad rechazó unánimemente sumarse a las nuevas cuentas, Colau aceptó hacer reuniones divididas por temáticas. Este formato, según se han quejado los cuperos, no se había producido hasta ahora, si bien sí que “lo habían hecho con otros grupos”, en clara referencia a las negociaciones que hace meses que tienen con los socialistas.

Las prisas son malas aliadas. El fondo del mensaje de la CUP, que no niega querer seguir negociando en las próximas semanas para llegar a un acuerdo, es que se ha hecho todo a toda prisa. “Cuatro días para llegar a acuerdos es muy complicado. Había que empezar antes”, ha subrayado la concejala Maria Rovira.

Pero aparte de los tempos, la cuestión también va de propuestas. De las 10 “de mínimos” que se habían entregado al gobierno Colau, “ninguna de ellas ha sido aceptada en su totalidad”. Es más, defienden que llegaron a reducirlas a cinco, por la petición expresa de los negociadores de Barcelona en Comú. Y ayer tarde recibieron respuesta: “No se asumía ni un cuarto de lo que pedíamos”, ha criticado Rovira.

Críticas

Lo que más “sorprende” en la calle Casp es el rechazo a lo que dicen que son propuestas que Barcelona en Comú "ha defendido en campaña electoral”. Lamentan el rechazo a unas “diez pedaladas por el cambio” que aseguran estar buscadas expresamente para coincidir.

El único punto que dicen que ha sido ampliamente aceptado es la construcción de una red de derechos sexuales y reproductivos de la ciudad, donde la partida se incrementaría de 600.000 euros a 1.200.000. Pero no se comparte ni la disolución de la Unidad de Apoyo Policial. Además, aunque celebran que se haya empezado a trabajar para empadronar a los sin papeles, Rovira ha remarcado que “hace un año que están en el gobierno del ayuntamiento, y es insuficiente”.

Con todo, si no hay ningún cambio de opinión, los presupuestos caerán el lunes, y seguirán los prorrogados del 2015. “No es una contradicción que continúen los prorrogados”, afirman, reiterando en la tesis que las propuestas “son una ampliación de los del 2015”. Eso sí, “mano tendida a que se presente una nueva propuesta que avance hacia políticas rupturistas”, ha concluido la concejala.