Cuando la noche del 26-J muchos militantes, simpatizantes y votantes del Partido Popular (PP) se reunieron ante la sede de Génova 13 gritando "Sí se puede", no sólo se buscaban mofarse del lema de los podemitas. También le robaron la moral al liderazgo por la izquierda. El pinchazo de Unidos Podemos y el hundimiento del PSOE en las elecciones generales ha reforzado a la candidatura del PP con 14 escaños y ha lanzado una bombona de legitimidad al presidente en funciones, Mariano Rajoy. Gran triunfador de la noche, Rajoy estaba acostumbrado a girar la cara ante las críticas de los opositores, en un "ya se apañarán". Nada ha cambiado respecto del 20-D entre los que quieren que se marche. Pero él, imbatible y con el orgullo fortalecido, esta vez sí piensa recabar los avales para presentarse a la investidura y apostará por la gran coalición con los socialistas.

El gallego va "a por todas las fórmulas" con "las fuerzas moderadas" y quiere un gobierno para España antes de que acabe julio. Este miércoles intentará ponerse en contacto con el resto de partidos del arco parlamentario, empezando por la segunda lista más votada, la del PSOE. La idea que contempla el popular es un acuerdo programático de mínimos, que incluya al menos los presupuestos y temas de relación con la Unión Europea. Si el entendimiento no llega, no descartaría alcanzar los escaños para ser investido, gobernar en minoría y pactar en el día a día las leyes que le permitan sacar adelante la legislatura.

La coyuntura le podría acompañar entre las filas del PSOE. De la calma impostada durante la campaña para evitar ser perjudicados en las urnas, las aguas de Ferraz han pasado a la agitación. La batalla se ha reabierto en cuanto al papel que la formación quiere ocupar para favorecer la gobernabilidad. La posición oficial del partido es no dar apoyo a Rajoy ni por acción, ni por omisión, y que él busque los apoyos que necesite, al margen de los socialistas. 

Pero entre los barones ya han empezado a emerger algunas voces que aceptarían la 'hipótesis Sevilla'. El ministrable de economía socialista, Jordi Sevilla, afirmó que ninguno de los dos partidos principales debería evitar el gobierno de quien obtuviera más apoyos parlamentarios, aun sin mayoría. Es el caso del presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, quien se niega a intentar nuevamente un acuerdo por la izquierda, que ve difícil. Ante el escenario actual, Vara encuentra más incentivos en que España tenga gobierno pronto, dejando pasar a Rajoy y al PP.

Matizada y soterrada es la idea de la presidenta de Andalucía, Susana Díaz. Díaz considera que el PSOE se tiene que quedar en la oposición para refundar el partido y reconstruir un proyecto para captar más apoyos. Es lo mismo que venían pidiendo algunos barones desde el 20-D, como también el expresidente Felipe González. Pero si la suma entre PP y Ciutadans es aquello que piensan, los segundos van a ponerlo difícil. El presidente del partido, Albert Rivera, ha vuelto a poner encima de la mesa el veto a Rajoy. Rivera quiere hacer valer a sus 32 diputados, que le suponen un descenso de 8 con respecto a la anterior ocasión, pero le siguen otorgando poder de negociación. El catalán buscará la gran coalición a tres, PP-PSOE-C's, pero sin el gallego al frente. 

Sin embargo, la formación naranja ha insinuado un elemento que podría llegar a ser canjeable por el veto al líder popular: la reforma de la ley electoral, la cual les perjudica en la obtención de escaños. Si C 's cede, podría hacerlo el PNV con sus 5 diputados. Debería ser a cambio de recibir un impulso en las cuestiones de la agenda vasca, que pasan por más autogobierno. Con el Sí de estos dos y Coalición Canaria (1), a Rajoy sólo le haría falta la abstención del diputado de Nueva Canarias, quien se presentó con los socialistas a las elecciones. El escaño podría ser negociado por su líder, Pedro Quevedo, quien ni afirma, ni descarta aún la posibilidad. En el PSOE evitan pronunciarse.

Podemos pierde liderazgo

Y por la izquierda, la situación de pinchazo que vive Unidos Podemos tiene lugar en paralelo a la del PSOE. La formación morada no niega su estupefacción por el resultado de las urnas. La discrepancia se ha abierto en el seno del partido y podría traer cola, después de que el secretario político, Íñigo Errejón, haya constatado que la idea de aliarse con Izquierda Unida les podría haber perjudicado. Él ya lo avisó. Sin embargo el objetivo de Podemos sigue siendo la coalición de izquierdas con el PSOE. Sánchez todavía no ha contestado al mensaje de texto de Pablo Iglesias: "A ver si hablamos". La formación verde-morada no dará apoyo a un acuerdo programado de PSOE y C's, de manera que su idea es que Rivera se abstenga para que pasen ellos.

Así las cosas, las debilidades de la izquierda vuelven a reforzar a Rajoy, quien quiere un gobierno de "responsabilidad" y gran coalición con los 137 escaños del PP y los 85 del PSOE. Podemos ya asegura que Génova conseguirá gobernar y de ser así, el "Sí se puede" volvería a estar en boca de los populares. Aunque les pese.