En plena carrera para el 26-J, el presidente español en funciones, Mariano Rajoy, busca puntos para conseguir un resultado más favorable en los nuevos comicios, pero esta vez la jugada podría beneficiarlo muy poco. Rajoy ha trasladado por carta al presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, que si los españoles vuelven a dejar el gobierno en sus manos, aplicará nuevos recortes para evitar la sanción de Bruselas.

Y es que su gobierno continúa "plenamente" comprometido con el cumplimiento de los objetivos fiscales y están convencidos de que el nuevo ejecutivo que salga de las urnas en junio "mantenga un claro compromiso con la reducción del déficit" y las reformas.

"Una vez haya un nuevo gobierno, estamos dispuestos a adoptar nuevas medidas, si se requiere, para cumplir con este objetivo [de déficit]", se compromete a la carta que envió el pasado 5 de mayo. Una carta en que se deja entrever a un Rajoy desesperado para evitar una multa de la Unión Europea y que ruega a Juncker que "se miren todas las actuaciones en su conjunto y a lo largo de estos últimos años" y que, además, la valoración "no se ciña únicamente al ámbito presupuestario".

Con tono de mártir, el presidente en funciones ha querido protagonizar un papel de buenazo haciendo ver al presidente de la CE que sería una "paradoja" que un país que "ha hecho grandes avances en múltiples ámbitos de la política económica [...], pudiera ser el primer país sancionado dentro del procedimiento de déficit excesivo", así como lamentándose de que "no sería un buen precedente que se penalizara de igual manera a aquellos países que reforman sus economías que aquellos que no las hacen".

Rajoy también aprovecha la carta para ponerse medallas y recuerda que en los últimos cuatro años, la economía española ha pasado de ser un "problema" para la estabilidad a aportarla, gracias a la "creación de empleo" y al "superávit externo" que tiene España por cuarto año consecutivo. 

Las elecciones municipales, regionales y generales (y la repetición de los comicios el 26-J), la baja inflación o la ralentización del crecimiento mundial son sólo algunas de las justificaciones que toma Rajoy como ejemplo para explicar en la CE por qué España no ha cumplido con el objetivo de déficit.