Mariano Rajoy ha comparecido en la Moncloa para dar la cara sobre el resultado de unos comicios convocados al amparo del artículo 155, donde ha ninguneado la propuesta de Carles Puigdemont sobre celebrar una reunión conjunta, después de erigirse como el líder de la mayoría independentista. El presidente ha asumido como interlocutora primera a Inés Arrimadas, pues ganó las elecciones. Pero ante la hipótesis de que Puigdemont reedite como president de la Generalitat, fuentes de la Moncloa no le descartan como interlocutor, aunque recuerdan que la causa judicial no depende de ellos.

"La situación procesal no depende de la decisión de ayer. La justicia no se tiene que someter a ninguna estrategia" exponía Rajoy sobre su negativa a buscar una vía para que el president destituido vuelva de Bruselas y pueda celebrar la sesión de investidura. El hecho es que si eso pasara, el ejecutivo no tendría problema en tratarlo como interlocutor válido. Si bien, la idea se convierte en una quimera en el corto plazo teniendo en cuenta que si el catalán cruza la frontera, las autoridades judiciales lo detendrán para que declare, y muy posiblemente sea encarcelado, como también lo está Oriol Junqueras.

Así las cosas, el jefe del ejecutivo huye de explicar cuál sería la oferta que haría a un Parlament que este 21-D reeditó la mayoría independentista con más votos que el 2015. Rajoy ha anunciado que la posible reforma de la Constitución no dependerá de ese escenario y tampoco se ha comprometido a nada concreto, más allá "de esforzarse por un diálogo para que la ley se cumpla". Eso, a pesar de los 70 escaños de ERC, Junts per Catalunya y CUP, en tanto que ningun dirigente puede "aprobar legalidades paralelas", según respondía a El Nacional. "Porque el problema no es aquello que piense cada uno", ha zanjado sobre los anhelos independentistas.

Así, Rajoy ha reivindicado el 155 como el inicio de una etapa de bilateralidad, bajo el amparo del principio de legalidad. Ha pedido que la primera prioridad del nuevo Govern pase entonces por superar "la fractura social provocada por la radicalidad". También, el saneo de la economía, mediante el restablecimiento de la certeza, las ventas, el turismo y el empleo. Por eso, se ha mostrado satisfecho de la intervención de la Generalitat, ya que la fragmentación y la victoria de Cs ilustrarían que "nadie puede hablar ya en nombre de Catalunya, si no contempla a toda Catalunya. No es monolítica, es plural", ha señalado.

El hecho es que PSOE y Ciudadanos amenazan con pedir explicaciones en las próximas horas sobre el fracaso de la estrategia. Pedro Sánchez y Albert Rivera se habían posicionado a favor que el 155 se prolongara más de dos meses y los comicios se convocaran en enero, o incluso, a mediados de años. Así las cosas, Rajoy prefirió una intervención rápida y elecciones en diciembre. "Fue prudente e inteligente. Se hizo cuando había una mayoría absoluta de apoyo" ha recordado sobre las reticencias de los socialistas a lanzar la medida antes del referéndum del 1-O.

La cuestión es que Rajoy ha reconocido la derrota del bloque constitucionalista y de quienes querían "un cambio" y también ha hecho suya la debacle del PP en unos comicios que han reducido a la filial catalana a 3 escaños, pues el gallego se implicó en primera persona en la campaña, así como otras personalidades del gabinete ministerial. "Cómo lo haría cualquier presidente o militante" ha dicho. Sin embargo, ha querido alabar el papel del candidato Xavier Garcia -Albiol, de quien ha asumido "el esfuerzo". 

En último lugar, el presidente ha recordado que el 155 decaería cuando lo estableció el Senado, es decir, una vez haya nuevo Govern.