El presidente en funciones y candidato del PP, Mariano Rajoy, ha pedido un pacto de Estado con el PSOE (abstención o gran coalición) que permita gobernar el país durante los próximos cuatro años. Con esta fórmula, los dos grandes partidos afrontarían reformas estructurales, también la reforma de la Constitución, y se podría hacer frente al reto catalán. “Si hay un gobierno de gran coalición podríamos hacer alguna cosa para resolver el encaje de Catalunya”, siempre, eso sí, dentro del marco constitucional.

Rajoy ha hecho estas declaraciones en el coloquio Primera Plana donde, preguntado por si se había equivocado en la gestión de Catalunya, ha dicho que su error “ha sido no autorizar un referéndum que no podía autorizar” a riesgo de que se convocaran elecciones “que es lo que pasó”.

Dicho esto, y en el supuesto de un acuerdo de gobierno con el PSOE y recuperando el diálogo con la Generalitat, ha afirmado que su posición sería la de “mano tendida”: “el límite es la unidad, la soberanía nacional y la igualdad de los españoles”. “A mí nadie me ha escogido para que juegue con la unidad de la nación española”, ha remachado.

Investidura sólo para ganar

Rajoy ha descartado presentarse a la investidura si no tiene garantizado el apoyo necesario para salir escogido presidente: "A la investidura uno va a ser investido", ha ironizado.

Moderados catalanes

En la línea del segundo tramo de la campaña, el presidente del Gobierno español en funciones ha hecho hoy un llamamiento a los "moderados catalanes" para que hagan frente a un independentismo "condenado al más estéril de los fracasos", y ha alargado la mano al Govern para un diálogo en el marco de las leyes, siempre que sea "recíproco".

"Quiero animar a los moderados catalanes, los que están por cumplir las leyes y por el acuerdo, para que reanuden la iniciativa que hace mucho tiempo les han arrancado los radicales, los rupturistas y los antisistema", ha dicho el dirigente.

Porque, según su opinión, "los que a contracorriente de la historia y del proyecto europeo se empeñan en la separación y la división, y lo hacen además cabalgando sobre la antipolítica y los extremismos, están condenados al más estéril de los fracasos. Y pactar con radicales tiene un precio".

Es por eso que el dirigente ha dejado claro que la Generalitat contará con su "mano tendida" y "faltará diálogo o voluntad de entendimiento".

"Pero quiero dejar claro –ha apuntado– que nos gustaría que esta voluntad de acuerdo fuera recíproca, y en una democracia europea y adelantada el curso del entendimiento es la Constitución y las leyes".