Mariano Rajoy observa a la expectativa la crisis que vive el PSOE, aguardando la esperanza de que la guerra interna en Ferraz arroje un resultado que le permita revalidar en el cargo. "Veremos cómo evolucionan los acontecimientos en el futuro", ha afirmado el líder del Partido Popular sobre si se daban por asumidas las terceras elecciones en España, ahora que su opositor busca blindarse desafiando a ciertos dirigentes territoriales. Rajoy da por dinamitada la posibilidad de que Sánchez consiga un gobierno alternativo, y pone el foco en los próximos estadios del calendario socialista, donde el secretario general testará su liderazgo o será derrotado por los críticos.

El líder popular no ha puesto el dedo en la llaga sobre si cuando se calme la tempestad, quien comandará las negociaciones de investidura en el PSOE será otro dirigente socialista. "Mi interlocutor ahora mismo es el señor Sánchez, mientras él sea secretario general, es él, y yo no pienso zascandilear", ha dicho, manteniendo prudencia sobre la situación de su rival. Sánchez someterá a propuesta del comité federal del sábado la idea de unas primarias del partido 23 de octubre, así como un congreso federal a finales de año. Si los barones validan a Sánchez como secretario general, estarán aceptando el 'no' sin cesiones a Rajoy y quizás, terceros comicios.

Rajoy espera, pero no desespera. "No renunciaremos, es nuestra obligación formar gobierno porque ganamos las elecciones", ha afirmado ante el atril de Génova, tras la reunión del comité nacional del PP. Si bien el PNV parece descartado en la agenda 'marianista'. "No nos engañemos, nosotros llegamos a un acuerdo con Ciudadanos y Coalición Canaria pero necesitamos algún tipo de colaboración con el PSOE", ha asegurado. Pero por ahora, afirma que no llamará a Sánchez –en mitad de la escabechina. "Yo no tengo problema, pero no parece lo más adecuado", al menos hoy, con las aguas agitadas en Ferraz.

Así y todo, las circunstancias se han precipitado para el PSOE, como consecuencia de que Podemos haya roto el pacto de investidura con Emiliano García-Page en Castilla la Mancha. Pero Rajoy tiene remedios para los males de los barones críticos. Por ejemplo, que el PP sustituya los apoyos que hasta ahora daban los podemitas, no solamente en tierras castellanas, si no por todo el territorio: autonomías y municipios. "Absolutamente", ha respondido el gallego sobre si esta oferta que Génova lanzó hace meses a Ferraz se mantenía en pie a pesar de que haya pasado el tiempo. La secretaria María Dolores de Cospedal así lo ha anunciado a Page.

Rajoy ha tendido la mano, pero también les ha recordado a sus rivales las debilidades en las elecciones vascas y gallegas del 25-S. "El PSdeG obtuvo el peor resultado de su historia", ha indicado, deteniéndose en el sorpasso de En Marea, alianza que superó en votos a los socialistas en Galicia. También ha recibido Idoia Mendia en el País Vasco, donde el PSE cayó un 40%, pasando de 16 escaños a 9 y por debajo de Podemos. Para Rajoy el impacto de los dos comicios autonómicos puede haber influido en la investidura en el Estado –"no digo que no"– pero lo que sí afecta es que ahora "hay menos tiempo" para negociar.

Unidad en el PP para avivar los bandos en Ferraz

Los hombres y mujeres fuertes de Rajoy le han acompañado en la reunión en Génova para analizar los resultados electorales. Ahora bien, todos ellos también fían el resultado de la crisis interna en el PSOE a la posibilidad de que se celebren unos terceros comicios. Legitimado por una tercera mayoría absoluta, Alberto Núñez Feijóo ha afirmado que le parecía razonable que Sánchez no sólo escuche "al núcleo duro del partido" –y a quien le da apoyo– sino que "parece razonable escuchar a los votantes", los que podrían ser –a ojos de Feijóo– más favorables a desbloquear la situación y contradecir la opinión de su secretario general.

Paralelamente, el líder del PP en Euskadi, Alfonso Alonso, ha aprovechado el resultado de las elecciones vascas y gallegas, la victoria absoluta del presidente de la Xunta, así como la caída socialista, para lanzar un dardo a Sánchez. "Es un mensaje válido para España en general: la gente no quiere más broncas, quiere que haya gobiernos, que tengan estabilidad y que hablen de las propuestas de futuro que les interesan. Todo el mundo tendría que ser capaz de entenderlo en este sentido", ha dicho.

Más beligerante, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes ha acusado al secretario general de "morir matando". Es decir, de prolongar una marcha inevitable, llevándose a todo el mundo por delante. "Eso es a costa de la necesidad que tiene España de tener un gobierno cuanto antes. Sinceramente es una pena", se ha lamentado la lideresa territorial del PP. Cifuentes ha detectado los bandos y ha escogido el que más le conviene. La madrileña dice esperar a que se impongan los barones "con sentido común, que paren y frenen la política errática del señor Sánchez, que sólo piensa ya en su interés particular," le ha disparado Khaalesi.