Mariano Rajoy ve en la constitución de las Cortes el próximo 19 de julio el punto de inflexión para definir su horizonte político. El presidente en funciones aspira a que a partir del martes sus rivales empiecen la "decantación" hacia una investidura que él querría celebrar entre el 3 y 5 de agosto. De Ciudadanos confía en que se avenga a votar 'sí', a cambio de la presidencia de la cámara. Del PSOE desea que se vea empujado por la incapacidad de decir 'no' a 169 diputados. Moncloa ha ofrecido a ambos negociar sobre un programa de reformas preparado astutamente: ciertos puntos provienen de documentos previos de sus oponentes para retratar el rechazo que mantienen al mismo. Y Rajoy tensará la cuerda hasta el final, ante el temor a repetir los comicios.

Antes que la votación de investidura, los grupos deberán decidir la Mesa del Congreso. Las negociaciones hace días están en marcha y los populares ven ahí la oportunidad para ganarse el favor de Rivera. El objetivo inicial del PP era quedarse con la presidencia y cederles una de las dos vicepresidencias y secretarías que por número de votos les corresponderían. Con 32 escaños, la formación naranja quedaría fuera de la mesa si ningún partido grande le facilita un lugar en ella. Así las cosas, la decisión del catalán de abstenerse en la segunda vuelta de la investidura ha precipitado la generosidad del PP.

Los populares han abandonado la máxima que la tercera autoridad del Estado debe ser del mismo color del gobierno. Ahora se avienen a la tesis de C's: que el ejecutivo debe ser de un color diferente al del presidente del Congreso. El nombre que hay en el aire es el del diputado por Gijón de la formación naranja, José Ignacio Prendes. Fuentes populares aseguran que Rajoy quiere poner el voto afirmativo como condición a la cesión y se muestran optimistas. El ejecutivo hace gala del secretismo y la opacidad del trato, que es "respeto" por la negociación, según definió la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría.

C's sabe de los riesgos en cuanto a credibilidad política que le conllevaría el 'Sí' en la investidura. Rivera se vio forzado a retirar el veto a Rajoy que había prometido en campaña "por activa y por pasiva" y optar por abstenerse en segunda vuelta de la ceremonia, tras constatar la negativa de Pedro Sánchez a los populares. El advenimiento de terceras elecciones no es deseable para un partido que ha perdido 8 escaños respecto al 20-D. Tampoco se sienten legitimados ahora para echar a un candidato que ha crecido en 14 diputados y supera en 52 escaños a la segunda lista, la de los socialistas.

Pero la abstención de C's no es suficiente para Génova. A partir del próximo martes, éstos seguirán insistiendo previsiblemente sin éxito sobre el programa de reformas enviado el miércoles a sus adversarios. C's cerró la puerta al PP alegando que el texto era poco "ambicioso" y rebotaron la presión sobre Ferraz. El PSOE no quiere ni oír hablar de leyes porque el veto es al PP, como reafirmó José Enrique Serrano. Rajoy se muestra confiado de que Rivera acabará cambiando de opinión, ante la posibilidad de abordar un pacto educativo y la financiación autonómica. El miedo a elecciones volverá a ser el gran revulsivo para las acciones del segundo.

Los socialistas no cerrarían la puerta de entrada al tándem PP-C's por el matiz que supondría a la hora de hilar un nuevo relato. Sánchez fue tajante durante el comité federal donde ratificó el 'no' a Rajoy. Pero tras la reunión con el líder popular, fue menos claro con un "a día de hoy..." a la negativa. Y preguntado sobre dejar pasar al dúo Rajoy-Rivera, respondió: "El PSOE siempre estará del lado de las soluciones". De producirse el entendimiento, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, cree que se abriría otra situación que se tendría que "reflexionar y valorar". La abstención podría ser la solución al tetris de la investidura y la ingobernabilidad.

Mientras los oponentes estudian las ofertas, Rajoy ha redoblado la presión dando un giro de guión momentáneo. Se prevé que el rey Felipe VI comience la ronda de consultas el 26 de julio. Según advirtió la diputada María Dolores de Cospedal, su jefe no iría a la investidura con 137 escaños. Y este aseguró que se abriría un periodo de reflexión para todas las fuerzas en tal caso. Santamaría cree que ello significa pensar en tener la mayoría antes de poner en marcha el reloj de la democracia. Sánchez y Rajoy no colaboran: han extremado la tensión con el duelo que mantienen por vacilar sobre si irían a la ceremonia.

Un limbo político donde el monarca no tenga a quien nombrar candidato por falta de apoyos no es descartable en estos momentos. Tampoco lo son las terceras elecciones el 27 de noviembre si el PP fracasa y el PSOE no encuentra alternativas de pacto. Fuentes de la dirección del PP aseguran no saber si es "un deseo o una realidad" el optimismo sobre que Moncloa tenga gobierno antes de las vacaciones.