Jorge Moragas es un nombre poco conocido para el ciudadano medio y ajeno a la política; no así, en las altas esferas de poder. Como jefe del gabinete de la presidencia, y de campaña del Partido Popular (PP), se conoce que el presidente en funciones, Mariano Rajoy, no hace ningún gesto que no le haya consultado antes. Moragas se mueve bien en el arte de la estrategia política y uno de los grandes objetivos que el PP parece insinuar hace días es la voluntad velada de allanar el camino al PSOE para permitir que Rajoy siga gobernando.

Como avanzaba El Nacional hace unas semanas, el líder del PP ha empezado a hacer síntomas de tener el Plan B de ponérselo fácil al secretario general socialista, Pedro Sánchez, que se abstenga después del 26-J. El objetivo sería para permitir a Rajoy quedarse en Moncloa, en caso de que C 's no sea suficiente para alcanzar la mayoría absoluta.

Dicha táctica es palpable en la batalla por el relato que hacen los populares sobre las auto-denominadas fuerzas "constitucionalistas" versus Podemos, al quien atribuyen la voluntad de romper con el sistema. También se enmarca dentro de la campaña del PP de avivar al miedo "a los radicalismos" frente los gobiernos "moderados", como una forma velada de advertir a Ferraz sobre el auge de un partido que Génova cree una amenaza para su supervivencia.

Pero la hipótesis de estar intentando de que el PSOE se avenga a la gran coalición ha adquirido en las últimas horas un nuevo argumento que podría reforzarla. Rajoy advirtió a Ferraz este jueves en un acto en Valencia que "pactar con los radicales sólo serviría para acabar siendo devorado por ellos". Parece que el PP ha decidido hablar claro sobre los dos escenarios que se presentarán a los socialistas en una contienda postelectoral y también de sus consecuencias.

Si el sorpasso de los podemitas cobrara vida, los socialistas deberían decidir entre abstenerse, o votar a favor de un gobierno del PP, opción menos probable; o bien, abrazar la vicepresidencia que el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, les prometió hace unas semanas, en caso de que les supere en escaños. En este gobierno PSOE-Podemos con Iglesias al frente, Ferraz quedaría quizás "devorado" por el brillo de sus compañeros.

Rajoy hizo hincapié en esta segunda posibilidad, entre líneas. Los populares quieren vender la idea de que el PSOE, histórico rival, quedaría pasokizado antes pactando con Iglesias, que con el PP. La frase del presidente popular podría haber sido un mero lapsus, hasta que el vicesecretario de organización, Fernando Martínez Maíllo la reiteró. "Sepa el PSOE que quien se acuesta con extremistas, se levanta extremista" le recomendó.

Los debates a 4, no cara a cara

Rajoy volvió a actuar el mismo jueves. Después de que el PSOE les ofreciera un debate a cuatro y un cara a cara entre líderes, Moragas decidió que el primero sí, pero el segundo no. Génova no salió mal parada de la contienda Sánchez-Rajoy y el primero quedó marcado por haberle dicho "indecente" al segundo, motivo por que semanas más tarde se tuvo que disculparse.

Podría tratar de huir el PP de los enfrentamientos directos con los socialistas, con el objetivo de no tensar la cuerda, por si tienen que pactar. Eso, en un momento en que Rajoy quiere plantear la estrategia en términos PP o Podemos. Es decir, que sentarse con el secretario general socialista sería colocarlo en una posición de iguales que contradiría la estrategia de polarización, donde Génova quiere a Iglesias como protagonista en el otro lado del polo.

El 'Cercle' y la lista más votada

El camino para que Sánchez se avenga a la gran coalición contaría con apoyo indirecto del mundo económico. El presidente del Círculo de Economía, Antón Costas, considera que se debería facilitar que la lista más votada gobernara, en tanto que unas nuevas elecciones no generarían un impacto positivo, a su juicio. "Si ningún candidato logra la mayoría, que sea alcalde el que tenga más número de concejales elegidos", dijo Costas.

Así las cosas, la estrategia de arrastrar al PSOE a una gran coalición tendría un relato cocinado previamente, dejando el camino quede liso para que aterrice. Y es que en el terreno táctico, Moragas es un eficiente estratega.