La manifestación nazi que invadió las calles del barrio madrileño de Chueca el pasado sábado sigue al punto de mira. La impunidad de los fascistas desfilando por Madrid y la torpe actuación de la Delegación del Gobierno, la cual autorizó la marcha, han hecho que políticos y ciudadanos pongan el grito en el cielo. Uno de los últimos al pronunciarse sobre el tema ha sido el presidente en el exilio, Carles Puigdemont, quien ha cuestionado la inacción ante los fascistas, mientras que "el 1 de octubre el Gobierno apaleó con dureza miles de personas pacíficas".

A través de sus redes sociales el presidente en el exilio ha respondido a las declaraciones de Mercedes González, delegada del gobierno en Madrid, a quien justificaba la inexistente actuación policial ante el grupo de nazis que llamaban consignas como "Fuera de mariques de nuestros barrios", "Fuera sidosos de Madrid", "Aquí están los nacionalistas, Esta es nuestra tierra", "Tú no eres español porque no eres blanco" y saludos nazis como el "Sieg Heil". Puigdemont ha articulado su crítica en qué pone en evidencia la diferencia de comportamiento cuando los manifestantes son catalanes defendiendo colegios electorales el 1-O y cuando son fascistas, citando el tuit de Albano-Dante Fachín.

 

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"En aquella manifestación había niños y personas mayores. Disolverla querría decir cargar contra ellos y generar una batalla campal o un problema donde no lo había", respondió González cuando se le cuestionó porque no había actuado la Policía Nacional. Un puñado de nazis atemorizando los habitantes de Chueca no eran un problema aparente, sin embargo, en cambio "el Gobierno apaleó con dureza miles de personas pacíficas, entre las cuales había también personas mayores," ha puntualizado Puigdemont.

El presidente en el exilio ha asegurado que los diferentes grados de violencia entre unas concentraciones y otros radican en el grado de deshumanización de las instituciones españolas hacia los catalanes. "Para el Estado y para muchos españoles que llamaban histéricos "¡a miedo ellos!" no éramos seres humanos que mereciéramos respeto", ha sentenciado.

La delegación del Gobierno en Madrid, tocada de muerte

La avalancha de críticas sobre González no ha disminuido casi al contrario. Y es que no solo ha empeorado su situación considerando que la manifestación nazi no era un problema, sino que de entrada cayó en la trampa que los fascistas se ingeniaron para conseguir la autorización de su manifestación.

Un conglomerado de organizaciones neonazis enmascaradas en asociaciones de vecinos son las que convocaron la manifestación anti-LGTBI del pasado sábado. En concreto, la autorización para manifestarse la pidieron dos: la Asociación de Vecinos de San Blas-Canillejas y la Asociación de Vecinos de Pinar de Chamartín. El encargado de hacer el papeleo para la concentración fue uno conocidísimo ultraderechista: Alberto Ayala de Cantalicio, el cual carga en la espalda ocho detenciones por racismo

La Delegación ha respondido a las críticas pidiendo perdón y González ha admitido que fue engañada, pero se ha negado a dimitir.

 

 

Imagen principal: El presidente en el exilio Carles Puigdemont durante el acto de celebraciço de los 60 años de Omnium Cultural / Europa Press