Risueño y aliviado. Así ha comparecido Jaume Collboni ante la prensa instantes después de conocer el resultado de la consulta interna de los comunes que avala holgadamente un gobierno de coalición de Barcelona en Comú con el PSC, asumiendo que necesitarán el voto favorable de Manuel Valls. El líder de los socialistas en Barcelona ha anunciado públicamente que este sábado votarán a favor de la investidura de Colau.

Así pues, por lo menos ya habrá 18 concejales que le den apoyo. Los mismos que integrarán el futuro gobierno municipal. Ahora bien, durante su rueda de prensa, Collboni le ha dirigido una advertencia clara, que ha verbalizado con varias fórmulas. El nuevo gobierno de izquierdas comunes-PSC "no debe subordinar la ciudad al procés", tiene que garantizar "la neutralidad institucional, el con respeco al marco legal, a la Constitución, al Estatuto y a la carta municipal". En este sentido ha avisado de que no ve compatible defender estos postulados con la incorporación de ERC en el gobierno municipal en un futuro, una opción que se plantea Colau. Ahora bien, sí que ha situado a los republicanos como socios prioritarios a la hora de impulsar políticas progresistas en la ciudad. También ha aprovechado para agradecer públicamente el apoyo de Manuel Valls a la investidura de Colau, "un acto de generosidad".

La anterior experiencia de gobierno compartido entre Barcelona en Comú y el PSC acabó de manera abrupta. Colau expulsó a los socialistas por su apoyo al 155 y eso abrió una herida profunda. Ahora, sin embargo, Collboni asegura que "abrimos una nueva etapa, tengo la obligación como responsable político y futuro gobernante de la ciudad de mirar al futuro, interpretando el resultado del 26-M". Veremos si dura. Y cuánto.